La película es una interesante introducción al problema callado de los minerales que importa la industria electrónica, unos minerales que son extraídos de lugares en conflictos criminales que son financiados por estas mismas empresas (de forma directa o indirecta). El documental podría dividirse en dos partes: una donde el reportero, un tanto (o demasiado) perdido, intenta encontrar las minas en las selvas del Congo, y otra donde se mueve entre políticos y empresarios, especialmente en las oficinas de Nokia. Sorprendentemente, creo que es esta segunda parte la más clarificadora, y escalofriante, cuando nos damos cuenta de la vaciedad del discurso de las empresas o cuando de forma brillante el director "simplifica" lo que la ejecutiva está explicando: no hacen más para solucionar el problema del Congo porque no quieren dejar de ganar el máximo dinero posible. Espero que el documental sirva para hacer más consciente a la gente de este problema, porque en lo estrictamente cinematográfico resulta más bien flojito.