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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
8
Comedia. Romance. Fantástico Cuando el desenfadado Nyles y su reticente dama de honor Sarah tienen la oportunidad de encontrarse en una boda de Palm Springs, las cosas se complican al verse incapaces de escapar del lugar y el uno del otro. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2020
80 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Palm Springs (2020), comedia romántica producida por Hulu, es la más inteligente y graciosa utilización del concepto de bucle temporal desde la realización de Groundhog Day (1993). Primer largometraje de Max Barbakow, con guión de Andy Siara.

Por Nicolás Bianchi

El cine tiene géneros y sub géneros que cada tanto alguien recupera, se explotan y luego pueden olvidarse por décadas hasta que el ciclo vuelve a comenzar. Groundhog Day o El Día de la Marmota o Hechizo en el Tiempo, tales su posibles títulos según lo que decidieron los distintos distribuidores, inauguró en 1993 el segmento de películas en las que los protagonistas reviven constantemente un mismo día. Casi 30 años después, Palm Springs puede convertirse en esa película para las generaciones presentes.

La primera gran revelación, de varias que se presentan en el film, está dada justamente por el funcionamiento del mecanismo según el cual un personaje no puede hacer otra cosa que no sea despertar cada mañana a la misma hora y en el mismo lugar, y, fundamentalmente, en el mismo día que la mañana anterior. Como lo explica Nyles (Andy Samberg), al borde de una pileta antes de que comience la boda, hoy es ayer y mañana también es hoy.

Barbakow no sabía que el mundo iba a estar en una cuarentena global cuando presentó su película en enero en Sundance. El confinamiento y el aislamiento social le dan otra perspectiva al relato que muestra a dos personajes que quedan encerrados en el tiempo, ahora que muchos están empantanados en un día que se repite en loop a la espera de una salida que todavía no se concreta.

La pareja que constituyen Nyles y Sarah, en un papel formidable de Cristin Milioti, atraviesan distintos estadíos espirituales y emocionales. En cada secuencia Palm Springs sube un tanto su apuesta. Sin perder nunca la comicidad, la narración se desarrolla por los caminos existenciales y filosóficos de una rutina eterna. El consumo de alcohol, o de lo que sea, la diversión o los tatuajes no son más que algunos intentos de los personajes por lidiar con el vacío que supone el hecho de que mañana todo va a ser igual que hoy. Claro que en ese viaje los que cambian son los protagonistas, el único factor que no es constante en la ecuación. El dúo de Samberg y Milioti está muy bien secundado por J. K. Simmons como Roy, lo más parecido a un villano que tiene la película.

Palm Springs presenta también un formidable trabajo de guión, munido de una serie de detalles que se siembran y luego pagan muy bien, además de una batería de giros en la historia que nunca desvían a la película de su carril. En tiempos de monotonía cinematográfica en la que los largometrajes parecen salidos de un puñado de moldes posibles, la ópera prima de Barbakow representa un salto de calidad. Se trata de un elemento distinto y mejor.

La película, que nunca abandona el tono cómico y cuenta con distintos momentos realmente hilarantes, se permite reflexionar sobre la cárcel tortuosa que puede significar la familia o el matrimonio, el efecto narcótico pero pasajero del consumo y el tedio de una rutina en una sociedad que no tiene más que levedades y banalidades para ofrecer a quienes la habitan. Si todo es lo mismo nada importa, dice Sarah antes de llegar a la conclusión de que para que algo cambie es necesario empeñarse en la búsqueda de conocimiento, de herramientas que le permitan salirse del carrusel temporal en el que se encuentra detenida. Las dudas también están porque la normalidad, nueva o vieja, puede ser tibia, cómoda. Hay hechizos que no se rompen, solo, con amor.
El Golo Cine
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