Eso es lo que esta película merece para mi: un 10, y además sin paliativos. Todo en ella es, para mi, perfecto. TODO. No solo las soberbias dirección, interpretaciones, ambientación, desarrollo de la trama, los inteligentes diálogos, la tensión narrativa... Me encanta cada vez que la vuelvo a ver -una vez al mes, por lo menos- y siempre encuentro en ella algo que me sorprende: esa es la magia del cine y de una buena película: que la puedas ver como el primer día y que siempre te sorprenda positivamente en algun aspecto, que cada vez que la veas te dejes engañar una vez más por Leonard Vole y por Cristina Helm/Vole, seducir intelectualmente por Sir Wilfrid, regocijarte con la señorita Plimsore, y en definitiva, dejar que el cine en estado puro, como en este film, te atrape y te engatuse...