Hay que decir que Stallone ha tenido suerte de cojones. La producción de la película empezó antes de que se armara la que se armó en Birmania, con los monjes por las calles y los soldados de carnaval disparando a todo Dios. Con esto, el pretexto de construir la acción en Birmania, y mostrarnos al ejercito de este país como cabronazos, entra en la cabeza del espectador mucho más fácilmente.

En la película, el ejercito birmano es malo. Pero malo de cojones. Stalin y Hitler llorarían a moco tendido viendo las brutalidades que cometen sobre la población (estremecedor la "ruleta Bosnia", consistente en correr por un campo de minas). Esto tiene una explicación; Rambo va a ser tan cabrito esta vez que había que mostrar un horror para justificar tanta sangre, tanta muerte y tan poca piedad en el personaje. Y se consigue.

No soy un fan del personaje, pero he de admitir, que Stallone ha sido más listo de lo esperado. El personaje no suelta frases estúpidas (salvando la magnífica y graciosa "Vivir por nada, o morir por algo", que ya gritaron en su tiempo Zapata o el Ché), la mayor parte esta callado. Otro gran acierto es que Rambo sale en el 50% del metraje. Es el personaje principal, pero no tenemos primeros planos cada dos segundos de su cara. Habría que mencionar que la incorporación de mercenarios me parece acertada, pero no se explota lo suficiente.

Luego, en fin, hay mil fallos y errores. Los disparos suenan como bombas, y las bombas como el diablo gritando. El guión no consta de mucha páginas, y el mensaje es como siempre "curioso".

La batalla final, es una oda a la violencia, con primeros planos de cabezas reventando por balas, explosiones termonucleares de por medio, mutilaciones, chillidos de gente herida que muere desangrada... y el sonido de los disparos, que es acojonantemente alto.

Con todo, el mensaje de "la paz es una chorrada, y ser pacifista es aún más chorra, mejor mátalos a todos", debería dar que pensar a la salida del cine. No desmerece el resultado, pero cuidado con la idea que nos vende Stallone. Aunque desde luego no es precisamente un film político.

Cuando la peli acaba, son varias cosas las que sientes:

1. ¡Quiero más! Se me ha hecho muy corta.
2. Quiero partirle la cara a alguien. o el cuello. Con mis propias manos.

Termine aplaudiendo con mis amigos, y un chaval de 5 años, en la fila de atrás, levantaba las manos como si se tratará de un concierto de heavy. Sonreíamos.