Otra vez más, el director serbio Goran Paskaljevic vuelve a cargar con sus herramientas habituales (mala hostia, pesimismo por doquier y cierto realismo mágico) para una historia que trata de ser una radiografía de los sentimientos y esperanzas, o tal vez la ausencia de ambos, de los habitantes de Belgrado, a pocas horas de comenzar el bombardeo de la OTAN sobre Kosovo.

Para la ocasión, el director contó con lo mejorcito de la interpretación de su país, para contarnos una historia coral donde los personajes van relacionándose entre si, y participando en varios episodios diversos. Como siempre en estos casos, el resultado suele ser bastante ambiguo; algunos relatos, especialmente en de los dos amigos boxeadores o el del ex policía que ha recibido una paliza, son bastante notables. Por contra, los relatos más cercanos al fin del filme pierden bastante fuelle, aunque a priori son situaciones más explosivas y con más posibilidades.

Goran nos retrata un mundo donde los amigos se odian, la gente desconfía de los demás, la policía es inútil o corrupta, las personas comienzan a perseguir sus sueños saltándose toda moralidad, cuando no directamente sobreviven como pueden a la espera de un milagro que cambie sus vidas. Donde por amor se mata, pero no se muere.

Es una oscura noche en Belgrado. La OTAN prepara el ataque a Kosovo y a nadie parece importarle las duras consecuencias que esto supondrá. Todos los personajes, tengan dinero o no, y normalmente no lo tienen, sobreviven sin amor, sin esperanza, con mentiras, con locuras, con pistolas en los bolsillos, con desconfianza y sin sueños ya que cumplir. Todos han perdido algo, desde un tornillo hasta al amor de su vida, pasando por el cariño a su país. Sólo unos pocos podrán salvarse realmente si consiguen entender el significado de las palabras paz, piedad y perdón.

Muy grandes las actuaciones de Lazar y de Miki Manojlovic, de lo mejorcito de la cinta, junto con las primeras historias. Lástima, que como he comentado anteriormente, la peli llegue a un punto una vez pasada el ecuador del filme, disminuye notablemente la calidad de las situaciones y de los diálogos.

Me encanto la historia de los boxeadores...