Los Angeles plays itself ofrece un repaso a la imagen de la ciudad de Los Angeles ofrecida a partir de sus apariciones cinematográficas (hasta 2003).

Con la voz en off de su director, Thom Andersen a modo de contraplano, planteando sus inteligentes reflexiones a partir de las representaciones que vemos de la ciudad en cientos de películas (de toda época y género, desde obras maestras de la historia del cine, hasta cine porno), éste documental de casi tres horas es una maravilla.

Aunando arquitectura y cinefilia, estamos ante un gigantesco ejercicio de arqueología cinematográfica, que plantea toda una deconstrucción social, política, e histórica, a partir de la imagen ofrecida en el cine de la ciudad. El film consigue hilvanar un discurso coherente e interesante, que hará las delicias de antropólogos, sociólogos y por supuesto de arquitectos y cinéfilos.

Una delicia de documental que hace que vuelen sus casi tres horas de metraje. Bravo!