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Voto de Lluís:
7
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Drama. Comedia
Rocío, hija de una humilde familia andaluza, está muy contenta porque llega el final del luto que ha de guardar por la muerte de su abuela. Por fin podrá casarse con Rafael, su novio, ya que tuvo que aplazar la boda por el fallecimiento. Pero al día siguiente, su abuelo come demasiado en un bautizo, y muere de una indigestión. De nuevo, Rocío tiene que guardar luto y aplazar la boda... (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2014
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Summers se vale de un estilo totalmente rompedor a la vanguardia europea. Mediante una aplicación de algunos aspectos de la nouvelle vague que Jean-Luc Godard ha ido usando en films de esa misma década, tales como la transgresión musical o un montaje que evidencia la artificiosidad del cine, nos introduce en un mundo muy distinto al que los franceses no tienen acostumbrados. No es un París moderno ni una película de cine negro. Es la España rural de los sesenta, un mundo de lo más bizarro, castizo, cazurro, chotuno y olvidable. No puede sino chocar este contraste de cine como arte a la vanguardia de Europa con un mundo rural tan anclado en el catetismo de una España cuya moralidad era regulada por Franco y la Iglesia.
Tenemos a un Jean Paul Belmondo y una Ana Karina españolizados, enjaulados en un mundo que no es el suyo, que deambulan sin un rumbo fijo, que sufren por su desorientación. La película ahonda en un elemento de este mundo irracional, uno de tantos, que es el luto tras la muerte de un familiar. En este pueblo de la España profunda se respetan las tradiciones y entre ellas está la de no relacionarse (festejar que dirían en mi pueblo) con el pretendiente en el periodo de luto. Romper una de estas tradiciones tan arraigadas no trae sino habladurías y malas caras por parte de los vecinos. Es indignante que dos personas que se aman estén obligadas a no tratarse por culpa de algo que les es impuesto, pero aun más irritante es que toda la paletada hable mal de ellos a sus espaldas e incluso deje de contar con sus servicios laborales, lo cual puede condenar a la pobreza o al exilio al prójimo.
Esta fusión de forma y contenido nos deja una clara denuncia desde la modernidad que evoca por la racionalidad y por la no prohibición de la exteriorización de los sentimientos. Los elementos que provocan la continuidad de esta injusticia no son ni si quiera caricaturizados, tan solo reflejados desde una perspectiva moderna, lo cual provoca que caigan en su propia evidencia.
Tenemos a un Jean Paul Belmondo y una Ana Karina españolizados, enjaulados en un mundo que no es el suyo, que deambulan sin un rumbo fijo, que sufren por su desorientación. La película ahonda en un elemento de este mundo irracional, uno de tantos, que es el luto tras la muerte de un familiar. En este pueblo de la España profunda se respetan las tradiciones y entre ellas está la de no relacionarse (festejar que dirían en mi pueblo) con el pretendiente en el periodo de luto. Romper una de estas tradiciones tan arraigadas no trae sino habladurías y malas caras por parte de los vecinos. Es indignante que dos personas que se aman estén obligadas a no tratarse por culpa de algo que les es impuesto, pero aun más irritante es que toda la paletada hable mal de ellos a sus espaldas e incluso deje de contar con sus servicios laborales, lo cual puede condenar a la pobreza o al exilio al prójimo.
Esta fusión de forma y contenido nos deja una clara denuncia desde la modernidad que evoca por la racionalidad y por la no prohibición de la exteriorización de los sentimientos. Los elementos que provocan la continuidad de esta injusticia no son ni si quiera caricaturizados, tan solo reflejados desde una perspectiva moderna, lo cual provoca que caigan en su propia evidencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final resulta conmovedor, un sentimiento, una realidad reflejada en un rostro joven que llora por la muerte en vida del amor, por la muerte en vida de su juventud, por la muerte en vida de la juventud asesinada.