Supongo que es injusto otorgar todos estos calificativos sin dar ninguna razón, pero todo aquel haya visto Gordos y se atreva a ser realista sabrá a lo que me refiero. ¿Es posible que al personaje de Tete Delgado y a su marido les resulte enternecedor visionar el vídeo que su hija ha colgado en internet y que evocar ese momento de sexo sea uno de los motivos para su reencuentro? Me ha parecido tan absurdo que no encuentro calificativos. Quizá sólo quede superada con la escena de pésimo gusto en la que Pilar pide matrimonio al personaje de Antonio de la Torre. En fin, mal rollo por todos los lados y ni rastro de gracia.

Me encantaría saber cuánto ha trabajado Daniel Sánchez Arévalo en esta película. Es evidente que no se ha molestado en llegar al fondo de todos los palos que toca, ni siquiera de uno sólo. Me cabrea especialmente la torpeza con la que ha filmado los instantes (tan amargos siempre) de violencia escolar y/o familiar, protagonizados en la mayoría de los casos por el hermanastro de la chica gorda.

Sólo puedo felicitar a los responsables del trailer, que logran dibujar en unos minutos una historia estimulante, original y con visos de denuncia. Lástima que tan sólo se trate de fuegos de artificio.