Difícil de valorar. Dejando a un lado el vomitivo y asqueroso doblaje de un estupendo (en esta película) Nicholas Cage, doblaje que le resta puntos ya que esa continua retahíla de hablar a gritos con una voz redundante y que marea hasta la saciedad, "Objetivo: Bin Laden" nos relata una historia irreal que sucedió, la vida o la MISIÓN de un tal Gary Faulkner, que al no darse sus sesiones de diálisis sufre alucinaciones en la que Dios le pide que capture al mismísimo Bin Laden. Las idas y venidas a Pakistán están narradas en una clave de humor que funciona pero que se descacharra en el momento de tratar que el hilo conductor tenga algún sentido, ya que la historia se desdibuja en demasía por el atropello de esos viajes sin pies ni cabeza.

En cuanto a la segunda historia, la del enamoramiento del protagonista, se mete con calzador entre viaje y viaje para tratar de ofrecer algo de normalidad al "iluminado" en cuestión. La tolerancia de su pareja, llevada a cabo por Wendi McLendon-Covey, es surrealista y, al igual que lo trillado de la historia, se desmorona en su desarrollo.

De todas formas es una rareza en forma de película en la que podríamos sacar como moraleja que Nicholas Cage trabaja bien cuanto mejor se lo pasa. O algo así. Lo demás es un galimatías que se queda en gracioso y en una más que estupenda actuación de un Nicholas Cage que, haciendo honor a su trayectoria, abusa algo de la sobreactuación.