O así se podría definir este "Escuadrón suicida", un ejercicio visual que se queda a medias, una publicidad engordada cuyo resultado no da lo que promete, una historia banal y repetida hasta la saciedad con una falta de carisma avergonzante. La presentación de ese batallón maligno llega a cansar dándole una parte importante del metraje, con la consecución de personajes harto detallados. Y aquí entramos en con cuál nos quedamos. Pues está difícil la cuestión, porque el histrionismo propagandístico de un Joker olvidable hace que él mismo sea el primer descarte. La dupla Joel Kinnaman-Will Smith llega a resultar correcta, sin más, y uno acaba agradeciendo que se centren más en ellos en el tramo final. Margot Robbie como Harley Quinn también da el pego, pero de la misma manera que el payaso-novio-bichito, Ayer vuelve a caer en el vicio de centrarse en ella más de una manera visual y estética que de una manera interpretativa. Aunque, visto lo visto, es de largo lo mejor de la película. Los demás, puro relleno sin más importancia que las escasas secuencias de acción en que les toca actuar. ¿Los malos? Otra decepción.