Algunos la valorarán como "otra comedia geriátrica", algunos como la confirmación de que el paso del tiempo es capaz de todo menos de rejuvenecer. El caso es que esta adaptación del libro de Bill Bryson, a la vez protagonista de la historia, es un acierto en toda regla. La pareja principal, el dúo compuesto por Robert Redford (enorme) y Nick Nolte (gigante y magistral), combina a la perfección dotando de una química no vista hace mucho a una historia que si hubiese sido interpretada por otros dos actores diferentes no pasaría de mediocre. Porque la película en sí no tiene mucha "chicha": Bill Bryson se obstina en recorrer los Apalaches y su mujer le pone como condición que no vaya solo. En esas aparece un viejo amigo de su juventud, un tal Stephen...

La carga emotiva es crucial: por un lado un Bryson que no es capaz de asimilar la principal causa que le ha llevado a hacer semejante proeza a esa edad. Por otro lado, su pareja de baile huye de las deudas con la justicia y de un alcoholismo eterno que aún no ha conseguido enterrar del todo. Este mexturado de conciencias harán el sendero más ameno, amén de los continuos momentos cómicos y de los diálogos inteligentes que no escasean.

La fotografía a cargo de John Bailey es estupenda, y le ayuda ese entorno privilegiado que es todo el recorrido.

Por lo tanto, considero un regalo otra interpretación de estos dos grandes, de estos dos "monstruos" interpretativos que, cual bofetada en la cara de aquellos incrédulos, nos vuelven a demostrar que aún les quedan algunas clases que dar.