Si bien tiene influencias del cine actual, "El valle de la venganza" se presenta como un western clásico, un homenaje a las calles polvorientas y desiertas y a las esquinas de casas de madera mientras se empuña un arma. La venganza es el núcleo de esta historia que, si bien puede resultar trivial, ahonda en lo más oscuro de la condición humana. El protagonista, bien interpretado por un enorme Ethan Hawke, es un hombre de pasado turbio del que quizá se trastabille algo la noción al no entrar en materia en su vida anterior. Va acompañado de su perra y ella va a ser el detonante de el fatal desenlace. El Marshal del pueblo está en manos de un John Travolta que resulta convincente, a pesar de las críticas gratuitas y sin trasfondo que se pueden leer por aquí (desde que es un nuevo Nicholas Cage hasta que por culpa de su ingreso en la iglesia de la cienciología ya no hace buenos papeles. Debe ser que carecen de la información de que Travolta pertenece a dicha iglesia desde 1975). Pero el antagonista principal es el hijo del Marshal, puesto en escena por un James Ransone cuyo guion no le hace justicia, siendo tal vez el personaje más flojo de todos.

Es un soplo de aire fresco presenciar un western actual, uno de nuestros días, y éste lo es. Con una atmósfera bien construida, un pueblo que da el pego, una banda sonora a la altura de las circunstancias y unos créditos iniciales soberbios, amén de un perro que es todo un talento, "El valle de la venganza" no se presenta en nigún momento aburrida y se deja ver sin ninguna dificultad. Recomendable.