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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
6
Drama Nelly Lenz, una alemana judía superviviente de Auschwitz, regresa a su Berlín natal con la cara desfigurada y acompañada por su gran amiga Lene Winter, de la Agencia Judía. Nelly pide a un eminente cirujano que le reconstruya el rostro para que sea lo más parecida a como era antes. Recuperada de la operación empieza a buscar a su marido Johnny, un pianista. Pero el reencuentro no es lo que ella esperaba. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar hoy día sobre la calidad expositiva y narrativa del cine del alemán Christian Petzold tras sus notables ‘Jerichow’ y ‘Bárbara’ suena prácticamente a redundante para muchos, pero no está de más recordarlo para todo aquel espectador desconocedor de la obra del autor.

Petzold, ganador del Oso de Plata a mejor director en el Festival de Berlín de 2012 por ‘Bárbara’, presenta ahora ‘Phoenix’, un drama de certeras líneas maestras que nos traslada a la Berlín post II Guerra Mundial donde las heridas físicas y emocionales están a flor de piel.

‘Phoenix’ resulta un film interesante por la forma de narrar los acontecimientos sobre los que gira, y por comprobar como Petzold logra dar esquinazo a los problemas de verosimilitud que presenta la trama y a través de los que logra inquietar y conmover al espectador. La culpa y la pena oprimen el alma de nuestra protagonista (una –como siempre– notable Nina Hoss), Nelly, una cantante judío alemana que con el rostro desfigurado trata de saber sobre su esposo, quien a priori, la traicionó y provocó su captura por los nazis y su ingreso en un campo de concentración. Al dar con él y no reconocerla –la dará por muerta– le seguirá la corriente en su propósito de cobrar su herencia, algo para lo que deberá de realizar un curioso juego de imitación propia que acrecentará su lucha interna entre el corazón y la razón. El guion, confeccionado por el propio Petzold y Harun Farocki es la adaptación de la novela titulada ‘Les Retour des cendres’ (algo así como El regreso a las cenizas) del prestigioso escritor francés Hubert Monteilhet, aunque como suele ser habitual, realizando modificaciones fundamentalmente en su último tramo para dotar a la novela de un sentido más cinematográfico (la utilización del tema ‘Speak Low’ compuesta por el judío alemán Kurt Weill en 1943 y con letra del poeta estadounidense Ogden Nash es sencillamente sublime).

Nina Hoss, actriz fetiche de Christian Petzold, recrea a las mil maravillas el carácter y las emociones de una persona en conflicto con el entorno, con su familia y consigo misma. Una lucha entre aceptar su pasado y perdonar, o abandonar su vida pasada e irse a labrar una nueva en Haifa o Tel Aviv gracias a la ayuda de su amiga Lena, quien trabaja para la Agencia Judía por Palestina, agrupación que ayudaba a recuperar a miles de judíos del holocausto al terminar la guerra (algo sobre lo que se pasa muy de puntillas). Ese conflicto que experimenta Nelly es casi comparable al conflicto que los espectadores sufren al comprobar la dificultad real de que un marido no reconozca a su esposa por mucho que haya cambiado su rostro. También es cierto que todo ello bien meditado (su voz es más ronca y por entonces se era más pudoroso) puede llegarse a producir, pero ya nadie te evitará las dudas durante su visionado. La historia es melodramática, perfectamente interpretada y no sólo por Nina Hoss, sino también por Ronald Zehrfeld (Johnny, su esposo) y Nina Kunzendorf (su amiga Lena), aglutinando sentimientos de odio, esperanza, perdón y cobardía.

La fotografía del film es lúgubre y austera en su mayor parte (a cargo de Hans Fromm), y los escenarios de exteriores son más bien limitados (esos muros derruidos), pero destacada particularmente –la fotografía– en las escenas del club de música (del cual coge su nombre) tan extraño y purpúreo. Un trabajo humano y terrenal que transita entre la contradicción de la sinrazón de la guerra, el olvido y la indeleble huella del amor.

Una película inteligente y ambigua con uno de los mejores finales del año y que sirve de homenaje a Fritz Bauer, ese jurista alemán y judío tristemente desconocido por muchos que fue clave por promover en 1958 los seis juicios de Auschwi tz (1963-1968), temática recientemente tratada en el film ‘La conspiración del pánico’ de Giulio Ricciarelli.

Lo mejor: La secuencia final.
Lo peor: La historia de Lena y sus problemas de verosimilitud.

Valoración:
Banda sonora: 6,5
Fotografía: 6
Interpretación: 7
Dirección: 7
Guion: 6,5
Satisfacción: 6
NOTA FINAL: 6,5

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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