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España España · Madrid
Voto de Munrraku:
6
Musical. Drama Una de las versiones filmadas más populares de la ópera de Bizet "Carmen", inspirada a su vez en la novela de Prosper Mérimée. En la España invadida por las tropas napoleónicas, un soldado francés llamado José se enamora de la bella y temperamental Carmen, pero ella no le corresponde del todo. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente, ¿cuánto de español hay en la ópera Carmen? El interés del teatro del XIX por las ambientaciones concienzudas produce muchas veces algo de confusión, por que la España de Bizet y de Merimee -pero no la de Rossi- es una España de viajero europeo del siglo XIX, de turista erudito y amante del pintoresquismo romántico; es la España de Gustavo Doré y de las evocaciones góticas de Víctor Hugo: una deliciosa españolada francesa, no un estudio de trasposición culta de la música popular española.

Por eso cualquier intento de dar autenticidad española o siquiera andaluza a estas ocurrencias resultará siempre ridículo.

Ambientar con verosimilitud fotográfica y documental (ay esos vertiginosos viajes de Micaela, que recorre a pie y en una noche la distancia entre Sevilla y Navarra...!),y esperar que de tome en serio, puede provocar el jaleo estilístico que se arma Rossi.

Por suerte musicalmente las cosas andan un poco mejor, aunque el guión obligue a terjiversar la estructura de la partitura, como en el final o en los interludios.

Plácido Domingo parece coleccionar grabaciones de Don José, aunque está aquí más entregado que en las anteriores con Solti o Abbado (aquí ya lo había cantado con Kleiber), especialmente a partir del acto II, donde su personaje se torna más dramático.

A Raimondi le falta algo de elegancia en su canción del Acto II, pero es un Escamillo imponente y bastante creíble en el Acto III. Tanto él como Domingo están habituados a la ópera en cine, y salen muy bien parados escenicamente.

A la guapísima protagonista le pierde la sobreactuación y lo vulgar, componiendo una Carmen de callejón y madrugada, antes que de anécdota y manzanilla; aparte de que es una soprano y no una mezzo, con las carencias que eso supone en la escena de las cartas o en el dúo final con Don José. Sin embargo es buena actriz, versátil y de expresión variada.

Maazel se recrea en la colorista orquestación de Bizet, dirige con brío y resalta la faceta más luminosa a favor de la dramática.
Munrraku
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