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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama En los campos manchegos una mujer trabaja la tierra con la ayuda de un joven forastero. Su marido está en prisión por un crimen que cometió en un ataque de celos. Todo va bien hasta que el hombre recobra la libertad y con él vuelven los fantasmas del pasado. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2022
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No ha envejecido bien temáticamente una interesante película en lo formal como “Condenados”. Realmente es la interpretación de Aurora Bautista la que sostiene con calidad eterna esta cinta de Manuel Mur Oti. No sólo el argumento es complejo de sostener con nuestra mentalidad contemporánea sino que subyace una decisión artística en este film que, desde mi personal prisma, lo lastra terriblemente: utilizar la música de Beethoven como BSO de la película. Porque es difícil hacer casar las mil sugerencias y matices de las sinfonías o las sonatas para piano del gran genio con las escenas y los momentos anímicos de los personajes, por mucho sabor del Romanticismo que ambos compartan, y es ahí donde Manuel Mur Oti realmente patina, a pesar del mérito que la mera propuesta demuestra en una cinta de 1953.

El propio Mur Oti adapta al cine una premiada obra teatral de José Suárez Carreño que trata sobre el papel de la mujer en la Castilla profunda de posguerra, el demonio de los celos machistas que acabó suponiendo una espita para la desgracia en el pasado mientras unos amores imposibles comienzan a desarrollarse en el presente narrado.

Aurora Bautista interpreta a una mujer que trata de llevar las labores agrícolas y ganaderas ella sola por la ausencia de su marido. Éste se encuentra en prisión por haber cometido un asesinato motivado por los celos patológicos que siente. Para llevar adelante la finca, Aurora contrata a Juan, un jornalero itinerante que hace resurgir los cultivos hasta límites que ella nunca había imaginado previamente. Es obvio que algo más comienza a surgir entre ellos dos, pero Aurora no es viuda y su marido celópata sigue en prisión.

La película cuenta con una buena fotografía en blanco y negro de Manuel Berenguer con ciertos tonos expresionistas muy interesantes aunque quizás un tanto anacrónicos cuando en Europa se caminaba sin pausa posible hacia el neorrealismo, pero no cabe duda que es en el aspecto estilístico donde brilla especialmente la cinta.
Sergio Berbel
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