No tengo claro por qué no acaba de funcionar, pero así es. Tenía todos los ingredientes para convertirse en una gran película, pero… algo inaprensible (la pura magia del cine) descarriló por el camino y lo hizo inalcanzable. “El elegido” tenía a un artesano de enorme dignidad como Antonio Chavarrías al frente, un presupuesto notable que permite una producción de época mucho más que digna, cierto buen hacer en su presencia formal, un reparto internacional más que interesante, y todo ello al servicio de una historia que no podía resultar más apasionante sobre el papel: el biopic de Ramón Mercader, el comunista de nuestro país que asesinó por orden directa de Stalin en México a Leon Trotsky.

Y sin embargo… La película resulta demasiado artificial, alambicada por momentos, falta de naturalidad e intensidad en muchísimas escenas fundamentales, y aunque es cierto que va de menos a más y que su final es notable a pesar de ser conocido, el mismo no es capaz de redimir un producto que acaba resultado anodino y tedioso en su perspectiva global.

Chavarrías elige el formato de thriller como vehículo narrativo, intentando crear una historia de espías que, con el material real histórico desde el que partía, debió ser más naturalista, más creíble y enganchar muchísimo más de lo que lo hace finalmente.

Se escoge en plena Guerra Civil a un soldado republicano de familia comunista para entrenarlo y darle una personalidad ficticia como belga adinerado y, a través de la seducción de una secretaria de Trotsky, lograr entrar en su círculo íntimo con el único propósito de acabar con él de forma violenta.

Muy interesante el personaje de Caridad Mercader, madre de Ramón, una burguesa adinerada que asume todos los postulados estalinistas y los hace realidad en sus carnes y en las de su familia, sin la más mínima piedad hacia sus semejantes, incluido su propio hijo, e interpretada por la siempre solvente Elvira Mínguez.