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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama. Comedia Durante la construcción del metro de Roma, las excavaciones dejan al descubierto una vieja casa llena de pinturas murales al fresco. Una de ellas representa a una vieja dama de la aristocracia romana, que organiza en su casa unos desfiles de moda muy originales. La película recorre las casas de tolerancia de la época y los espectáculos de la noche romana. Poco después, es Fellini quien recuerda sus años de escolar, entre latines que ... [+]
17 de octubre de 2023
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La esencia onírica, surrealista, bufonesca y extremadamente popular de muchas obras de Federico Fellini me resulta imposible de digerir porque no está pensada para un dramático intensito como yo. “Roma” es un ejemplo perfecto de ello. Utilizando la estratagema del falso documental como “modus operandi”, el cineasta italiano nos muestra Roma desde tres perspectivas históricas diferentes: la de su infancia en los años 30, la de los años 40 durante la II Guerra Mundial de su juventud y la de la década de los 70 en su madurez cuando comparece en Roma para rodar un supuesto documental sobre la ciudad.

Más que un film en sí mismo, estamos ante una colección de episodios independientes encadenados unos con otros que, como suele ocurrir en todo film episódico, resultan terriblemente irregulares. Si tengo que ser sincero y a riesgo de ser excomulgado, de todos los que pasan por delante de mis ojos en más de dos excesivas horas de metraje, sólo me resulta “cum laude” el del Metro, capaz de perturbar y de crear un halo de misterio y fascinación paranormal ciertamente sobresaliente e inolvidable.

Con un metraje excesivo y algunos tramos episódicos interminables (el de la actuación teatral durante la II Guerra Mundial es ciertamente chabacano, prescindible, soez y soporífero), la cinta navega entre los temas propios de Fellini (el sexo, la maternidad, la religión, el fascismo, la prostitución, la vida del proletariado, la cultura y la idiosincrasia italiana…) con cierta nota de desorden y de forma profundamente desnortada, navegando entre lo notable y lo tedioso sin solución de continuidad.

Por supuesto, qué sería de Fellini sin la música de Nino Rota, colosal como siempre en la partitura que nos lega para esta película, así como la espléndida fotografía de Giuseppe Rotunno en unos colores saturados tan del gusto “fellininiano”.
Sergio Berbel
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