Película pedagógica que ilustra sin truculencias la traumática experiencia sufrida por el pueblo ruandés a comienzos de los noventa, periodo en el que más de un millón de personas fueron masacradas a machetazo limpio por cuestiones no solo raciales, como muy bien explica Jared Diamond en ‘Colapso’. El caso es que hutus y tutsis se entregaron en cuerpo y alma al genocidio en una espiral de venganza y brutalidad que nada tiene que envidiar a las atrocidades cometidas por nazis y comunistas durante décadas anteriores.

Basada en hechos reales, la trama gira en torno al gerente de un hotel de lujo de Kigali, un hutu casado con una tutsi, se juega su vida y la de toda su familia por cobijar a un grupo de personas, mayoritariamente tutsis, en medio de una situación de caótica guerra civil, sobornos y corrupciones, y también de la inoperancia absoluta de los cascos azules de la ONU y la inhibición más descarada del mundo desarrollado. Cheadle, el gerente, hace un gran papel.

A pesar de tratarse de una tragedia humana en toda su extensión, el principal problema que le encuentro a esta película es que trata el tema casi con benevolencia, porque creo que un episodio tan brutal y vergonzante sí hubiera merecido algo más de irracionalidad y crudeza. Por momentos, parece que en lugar de presenciar una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia, estemos ante un pequeño conflicto civil en la siempre sufrida África.

En todo caso ‘Hotel Rwanda’ muestra perfectamente cual es el principal problema al que se enfrenta el mundo subdesarrollado, en particular el africano, a la hora de abandonar su misérrima situación: la corrupción institucionalizada.