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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
2
Comedia. Fantástico Cuando Katie (Alexandra Lamy), una mujer normal, conoce a Paco (Sergi López), un hombre también normal, se enamoran y ocurre algo mágico: de su amor surge un bebé extraordinario: Ricky, una criatura capaz de volar. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2010
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto esta película casi por accidente, sin referencia alguna de argumento, nacionalidad o reparto. He llegado tarde al cine y me he metido en la primera que empezaba. Así que iba virgen, que a menudo es lo mejor. De haber sabido que era una especie de drama lírico-fantástico francés protagonizado por Sergi López no se me habría ocurrido entrar; a lo sumo, me la hubiese bajado de Interneles. Sí, tengo prejuicios, como todo el mundo, ¿qué pasa? Aunque, si hubiese tenido noticia de que la criaturita del cartel anunciador era un bebé con alas ansioso por conquistar los cielos del país vecino, ni siquiera me habría molestado en descargarla. No obstante, el factor angelical es la única sorpresa que encierra el asunto. No desvelo nada, porque nada más abrir esta página el intríngulis se revela en la reseña.

El largo plano inicial del rostro de una mujer desesperada y llorosa hizo que me pusiera a la defensiva. Mal comienzo, pensé. Sin embargo, la sugerente escena de sexo en los baños, sin mostrar nada más que un aséptico espacio azulejado, con gemidos de fondo, me llevó a albergar alguna esperanza. Al principio estaba despistado, no sabía si se trataba de un dramón de pareja problemática con malos tratos de por medio; o si tal vez López encarnaba a un psicópata; o si la hija de ella era una precoz asesina infantil.

A la media hora, desvelado el momento alita de pollo, se acabó la incertidumbre y la cosa tomó los derroteros de una idiotez supina supuestamente poética, con personajes absurdos, vacíos y carentes de atractivo. No hay historia, ni trasfondo, sólo una flipada mayúscula de algún iluminado en busca de una genial vuelta de tuerca cinematográfica. El caos, el surrealismo, lo ininteligible, posee un evidente encanto, pero hay que tener talento para mostrarlo, y no es el caso. En esta ocasión, se traspasa de largo esa fina línea que separa lo sublime de lo ridículo y el intento acaba en despropósito y aburrimiento.

Será que no me gustan los niños.
Shinboneniná
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