Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Drama Alemania, 1943. Los nazis se proponen eliminar definitivamente a todos los judíos de Berlín. Más de 70.000 ya han sido deportados. En abril de 1943 sale de la estación de Grunewald hacia Auschwitz un tren con 688 judíos. Durante seis días, los pasajeros tendrán que sufrir calor, hambre y sed. En su desesperación, algunos intentan huir; entre ellos, Henry (Gedeon Burkhard), Lea (Lale Yavas) y Ruth (Sibel Kekilli). Pero el tiempo apremia ... [+]
9 de febrero de 2008
39 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
El genocidio judío siempre ha constituido un caldo de cultivo providencial para la realización de pelis de excelente factura. A bote pronto se me ocurren al respecto paradigmáticos títulos como “La lista de Schindler”, “La vida es bella” o “El pianista”.

Podrán gustar más, podrán gustar menos, pero todas estas películas aprovechan convenientemente el filón dramático que lleva implícito el holocausto para infligir en el espectador un tono, un sentimiento estremecedor difícil de evitar. Lamentablemente, ello no se produce en “El último tren a Auschwitz”.

La peli del tándem Vilsmaier-Vávrová circunscribe su radio de acción a los seis dias de infamia que debieron soportar y padecer todos aquellos judíos trasladados desde Grünewald al famoso campo de exterminio polaco en vagones de ganado. Vilsmaier-Vávrová reproducen con toda la fidelidad y crudeza necesarias el horror de una situación claustrofóbica y atroz en la que no comportarse como una bestia constituía un auténtico reto. Resolvamos una sencilla regla de tres: Si Auschwitz fue un infierno, ¿cómo denominaríamos al tren que finalizaba su trayecto allí?. Efectivamente. Purgatorio.

Sin embargo, cuando se emplean más de 120 minutos para relatar dicho contexto, el guión debe ser magnífico. Y ahí precisamente “El último tren a Auschwitz” exhibe sus carencias. Vilsmaier-Vávrová ahondan en el dolor con demasiada insistencia y ello acaba insensibilizando al espectador. Por si fuera poco, una serie de flashbacks metidos con calzador no tan sólo no enriquecen la historia, sino que la socavan innecesariamente.

“Stalingrado” corroboró el buen hacer de Vilsmaier, pero en esta ocasión su trabajo es más bien flojito. Aún así, si mis seis generosas estrellitas de David pueden jorobar a algún antisemita que, a día de hoy, sigue pretendiendo negar el holocausto hebreo, mejor que mejor.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow