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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Drama. Romance Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella ... [+]
7 de septiembre de 2008
45 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué queréis que os diga... Sí, la peli es modesta, sin pretensiones. Un prodigio de sensibilidad y un magnífico paradigma de cómo se puede trasladar al cine una historia cotidiana sin recurrir forzosamente al típico formato documental. Así y todo, “Once” no ha conseguido ‘atraparme’ y tan sólo ha logrado transmitirme cierto esbozo de tristeza y melancolía a todas luces insuficientes dadas las enormes expectativas depositadas en uno de los productos indie más loados de los últimos tiempos.

Probablemente resulte inapropiado exigirle nervio o pasión a una historia de tales características, pero lo que está claro es que su incuestionable falta de garra acaba desembocando en un clima general de apatía, de apalanque, que favorece la somnolencia y resulta sumamente descorazonador para todo aquel que espere encontrar en “Once” una historia de amor. Porque ojo al dato: “Once” es esencialmente una historia de afinidad musical, de complicidades, de consuelo mutuo. La pareja protagonista emprende espontáneamente una relación de amistad tan tierna y respetuosa como sosona y timorata, y con tanto tanto tiento el romanticismo se fue a tomar viento. Total, que los rebuscados experimentos de Carney acaban por dar a luz un extraño híbrido entre ¿romance? y musical que no consigue exprimir ni lo uno ni lo otro. Glen, el prota, no canta nada mal pero su estilo llega a resultar -como poco- cansino cuando has escuchado diez o doce temas prácticamente idénticos. Yo diría, incluso, que esos temas, lejos de potenciar el elemento visual, generan una atmósfera mustia y tristona absolutamente improcedente en cualquier musical que se precie.

A favor del irlandés añadir que el cierre de la peli es, afortunadamente, correcto y gratificante. Un buen final siempre es de agradecer y dicha circunstancia es la que me conmina definitivamente a regalarle una estrellita extra a su labor.
Taylor
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