Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Comedia Rodolfo y Petrita llevan doce años de relaciones. Para casarse necesitan un piso y no hay forma de encontrarlo. Rodolfo vive realquilado en casa de doña Martina, una anciana que está a punto de morir, cosa que el casero está esperando para poder desalojar la vivienda y derribar el edificio. Algunos amigos aconsejan a Rodolfo una solución heroica: casarse con doña Martina y esperar lo poco que le queda de vida para heredar el alquiler. ... [+]
21 de abril de 2010
72 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho menos conocida que grandes clásicos del cine español de los 50 como “Bienvenido, Mr. Marshall”, “Calle Mayor” o “Muerte de un ciclista”, la peli de Ferreri constituye -a mi juicio- una de esas joyitas que da gusto descubrir de vez en cuando. Y ojo, porque no sólo da gusto. “El pisito” da gusto y sorprende. Pero mucho. ¿O alguien sospechaba, tal vez, que tras un titulín así podía ocultarse tan magno peliculón? Pues, nadie ¿verdad? O si no, pocos. Muy pocos, supongo. Pero es así, de verdad. Sin ningún género de dudas. “El pisito” es una gran película. Y no me voy a cansar de repetirlo las veces que sea necesario.

Para empezar yo diría que “El pisito” es una gran película por razones puramente estéticas. Sobre todo para los que, como un servidor, disfrutamos con esas puestas en escena de inconfundible y genuino cariz neorrealista. Y aunque a nivel conceptual dicen los expertos que la peli entronca a la perfección con esa corriente literaria (y, por extensión, cinematográfica) denominada ‘realismo crítico o social’, lo que está claro, clarísimo, es que a nivel estético, “El pisito” destila neorrealismo por los cuatro costados. Ahora mismo, por ejemplo, recuerdo una secuencia en la que aparece Petrita (Mary Carrillo) en la cocina-comedor-salita-dormitorio del piso-cuchitril de su hermana que parece directamente extraída de “Ladrón de bicicletas”, “Roma, ciudad abierta” o “Rocco y sus hermanos”. Para quién ya la haya visto sólo recordaré que se trata de la secuencia en la que un niño defeca en una bacinilla situada en lo alto de la mesa mientras alguien come a su lado y otro personaje se encuentra echado en un inmundo catre un par de metros más allá.

Pero, bueno, al margen de aspectos visuales o puramente anecdóticos, la peli de Ferreri es merecedora de todos los elogios que se me puedan ocurrir porque muy pocas veces tendremos ocasión de ver una comedia tan negra, tan triste, tan descarnada y tan ácida como ésta. Una comedia capaz de sacar a la palestra algunos de los temas más espinosos de la época (matrimonio de conveniencia, conformismo laboral, tiranía empresarial, penurias económicas, prostitución, declive pasional…) y entre los que destaca, por descontado, el problema de la vivienda. Una lacra que, por desgracia, sigue vigente 50 años después de que Ferreri le sacara los colores a la España más gris que recuerdo haber visto nunca.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow