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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Drama En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el siempre polémico y poliédrico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2010
45 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía mi profe de filosofía del arte, años ha, que uno de los síntomas característicos de cualquier experiencia estética que se precie estriba en el hecho de que quien la disfruta se siente, por regla general, como engullido por una espiral de sinergias que lo instigan a trazar múltiples paralelismos o divergencias entre diferentes obras de arte; ya sea entre una pintura y una novela, entre un tema musical y un drama teatral o -como en mi caso- entre dos pelis.

Desconozco si realmente “El evangelio según San Mateo” me propició o no una experiencia de tal calibre, pero lo que sí sé es que la personalísima y gafapastosa versión evangélica de Pier Paolo me impulsó a rememorar con denodada insistencia “La pasión de Cristo”, de Mel Gibson. Y no por el mero hecho de ser dos obras coincidentes en personajes y contexto histórico, sino porque jamás había visto dos pelis tan diametralmente opuestas en lo que a su concepción ética y estética respecta. Veamos por qué:

1.- El empleo de la fotografía, por ejemplo, es revelador. Pasolini (o, mejor dicho, Tonino Delli Colli) optó por un blanco y negro deslumbrante -casi cegador diría yo- para enfatizar y afianzar la pureza y autenticidad de la figura de Cristo. Un blanco y negro que parece renegar de la escala de grises y que subraya, de esta manera, la sempiterna dualidad entre discípulos y no discípulos (“los que no están conmigo, están contra mi”) de Jesucristo. Gibson, en cambio, utiliza una fotografía más bien oscura y tenebrista. Una fotografía -en color obviamente- consignada a plasmar de la forma más hiperrealista posible la sangre, las laceraciones y los higadillos de Nuestro Señor Jesucristo.

2.- El enfoque argumental también es diferente. Mientras Pasolini construye su peli entorno a las parábolas de Cristo, Gibson se centra única y exclusivamente en las últimas horas de su espeluznante calvario.

3.- La intencionalidad, por consiguiente, también es muy distinta. Pasolini no persigue más que mostrarnos la vida de Cristo de la forma más rigurosa, austera y hasta espartana posible. Sin ninguna concesión a la idealización, al sentimentalismo o al aleccionamiento gratuito. Gibson, en cambio, se recrea en mostrarnos con luz y taquígrafos cómo intuye que aconteció el calvario del mesías. El efectismo gore, por lo tanto, constituye uno de los rasgos más intrínsecos de esta última.

4.- La contrapuesta imagen de Jesucristo en los filmes de Pasolini y Gibson resulta, asimismo, significativa. El italiano lo describe como un líder revolucionario dotado de personalidad y temperamento. El australiano, por su parte, prefiere mostrárnoslo como un mártir. Un hombre que por amor a su padre (Dios) y a sus hermanos (la humanidad) encajará sin un solo gemido o lamento la tortura más sanguinaria y brutal a la que puede ser sometido un ser ¿humano?

(sigo en spoiler desvelando, como no, datos importantes)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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