Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Western La banda de El Chuncho asalta un tren y roba un cargamento de armas con la intención de vendérselas a los revolucionarios de "El General". Después de ayudar a los forajidos, un pasajero norteamericano se une a ellos y participa en sus ataques contra el ejército mexicano. Entre el Chuncho y el gringo se establece una extraña amistad. (FILMAFFINITY)

Título en Latinoamérica: "Dios perdona... ¡yo no!". (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2008
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las prisas, la escasez de medios y el dudoso talento de muchos de sus asiduos hicieron del spaghetti-western un subgénero habitualmente mediocre, arquetípico y chabacano. Al margen de la excepcional obra de Leone, la mayoría de eurowesterns que vieron la luz entre los sesenta y los setenta constituyen productos difícilmente defendibles para cualquier amante del género con un mínimo de sentido común... y sensibilidad.

Consciente de tan infranqueable obstáculo, la benévola mirada del adicto al spaghetti pugna por hallar -entre toneladas de prosaico material- cualquier joyita que le permita sacar pecho sin titubear. Afortunadamente, “El Chuncho, ¿Quién sabe?” aka “Yo soy la revolución” forma parte de ese selecto grupito de spaghetti ‘emparedados’ entre los míticos títulos de Leone y el resto.

Damiani nunca fue un director de postín, pero su peli no defrauda en absoluto y constituye una magnífico testimonio de las constantes básicas que hicieron del spaghetti un producto de consumo rápido, modesto y popular: estética feísta, amoralidad, algo de humor, cierta violencia física y verbal... Para ello contó con la inestimable banda sonora de Bacalov (asesorado por Morricone) y un elenco de actores, si bien no extraordinario, sí bastante digno (Gian Maria Volonté, Klaus Kinsky, Jaime Fernández, Joaquín Parra...) en el que el inefable Lee Van Cleef hubiera encajado estupendamente interpretando al perverso y atildado gringo encarnado por Lou Castel.

Cierto es que la peli de Damiani evidencia notables agujeros en el guión (o en el montaje) y que ciertas situaciones puedan parecer al espectador neófito ciertamente ingenuas, o incluso grotescas. Sin embargo, de lo que estoy completamente seguro es que el gran culpable del éxito de “Yo soy la revolución” es Gian Maria Volonté. El italiano se carga la peli a sus espaldas mediante una magnífica interpretación que supuso el nacimiento de una figura legendaria: el Chuncho. Uno de los pendencieros más simpáticos y entrañables del western europeo.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow