Resulta complicado, a veces, justificar por qué extraña razón una peli aparentemente bien construida, bien interpretada y bien desarrollada no acaba de convencerte. Supongo que el cine, tanto en su faceta discursiva como en su rol de objeto de fascinación artística no siempre es susceptible de ser analizado empíricamente y, por consiguiente, trabajos de incuestionable manufactura no trascienden mientras que otros de menor envergadura funcionan a la perfección.

A priori eso mismo me sucede con “El maquinista”. A pesar de sus buenas hechuras, la peli de Anderson no me atrapa del todo y cuando eso sucede en un thriller, malo. Yo me aventuraría a sostener que esa falta de punch viene determinada por el hecho de que el espectador espera encontrarse con una peli de terror, o con un thriller como poco, y lo que se le sirve en bandeja es una peli de intriga moderadamente pretenciosa que pierde fuelle a medida que va avanzando y cuyo estandarizado desenlace desbarata cualquier esperanza de remontada ‘in extremis’.

Lo siento. La faena de Anderson es más que correcta, pero creo sinceramente que ha pinchado hueso en la estocada final. Ya sé que una mala tarde la tiene cualquiera pero como aborrezco los toros, no voy a concederle a este maquinista más que un estricto ‘interesante’. Por más que la producción sea española y por más que la interpretación de Christian Bale sea soberbia. Es lo que hay.