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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Cine negro. Intriga. Thriller Roy Earle sale de prisión antes de cumplir condena gracias a su buena conducta y a la fianza depositada por Big Mac, jefe de la banda a la que perteneció. Poco después, un miembro de la banda le comunica que Big Mac, que prepara un nuevo golpe, le espera en California. Roy, pese a su intención de cambiar de vida, decide acudir a la cita. En su viaje a través del país, entabla amistad con una humilde familia de granjeros, cuya nieta, ... [+]
10 de junio de 2010
58 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que siempre resulta reconfortante la opción de poder refugiarte en pelis como la de Walsh cuando llevas una de esas temporadillas tontas en las que, sin saber muy bien por qué, acabas viendo más bodrietes de la cuenta. Y permitidme que insista en lo de reconfortante porque no existe mayor satisfacción cinéfila -bajo mi punto de vista- que la de meterse entre pecho y espalda un buen clásico después de haber flirteado largamente, como yo mismo he admitido, con productos de dudosa calidad artística. No sé, supongo que ocurre algo parecido a cuando uno mismo se autorrecompensa con un buen trago de cerveza helada después de haberse pegado una buena sudada subiendo la compra del Carrefour a un séptimo piso con el ascensor averiado a las cuatro de la tarde en pleno mes de julio ¿Me explico?

Pues bien, esa inmejorable sensación es la que experimenté ayer noche cuando revisé “El último refugio”. Constatando, una vez más, que no existe mayor placer cinéfilo que el de dejarse arrastrar por esa narrativa clásica que nunca falla y que siempre funciona con la precisión y la eficacia de un reloj suizo cada vez que necesitas una dosis de buen cine. De ese cine que fluye sin artificios ni estridencias. Marcando los tiempos como es debido: sin prisa pero sin pausa. Con elegancia, maestría y talento. Mucho talento. Como el que exhibe Walsh en esta peli. Un auténtico monumento al cine negro. Una peli que tiene lo que toda peli de gángsters debe tener: acción, amor, atracos, cajas fuertes, peleas, disparos, muertos, persecuciones, femmes fatales, bravucones, traidores, héroes, cobardes, borrachos, abuelos entrañables y –por qué no- hasta esa poética fatalista en la que sospecho mucho tuvo que ver un guionista llamado John Huston.

Pero si un nombre destaca, además del de Walsh, en este soberbio peliculón, ése es el de Humphrey Bogart. Un actor al que este tipo de papeles le iban como anillo al dedo y que nos ofrece, esta vez, la versión más romántica y sombría de su propio estereotipo. Excelente.
Taylor
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