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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Terror. Comedia Un científico descubre en Skull Island un ejemplar muy extraño de mono rata al que acompaña una terrible maldición, según los nativos. El ejemplar es trasladado a Nueva Zelanda para su estudio. Por otra parte, Lionel es un joven que vive con su insoportable madre, que no aprueba la relación que acaba de comenzar con Paquita, la hija del tendero. Cuando los dos enamorados realizan una visita al zoológico, ella les vigila en secreto, y ... [+]
30 de julio de 2010
51 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Francamente? Una aberración. Una salvajada. Una burrada de tres pares de cojones. Pero -qué queréis que os diga- me ha gustado. Y me ha gustado por fresca, osada, extravagante, desmadrada, descomunal, irracional y tremenda. Y no sólo porque “Tu madre se ha comido a mi perro” simboliza -sin ningún género de dudas- el mayor espectáculo gorexploitation jamás visto en una gran pantalla sino porque ahora mismo tengo la sensación y la certeza de que acabo de ver algo único. Algo inigualable. Algo inimitable. Algo que, definitivamente, nadie más será capaz de repetir por los siglos de los siglos, Amén.

Yo, por lo menos, jamás había visto nada parecido. Ni por lo más remoto. Y basándome en ese alucinante grado de sorpresa, de asombro, de estupefacción, he decidido valorar esta peli. Porque no se trata de caer rendido ante un tipo que se ha limitado a incrementar los niveles de sangre e higadillos hasta límites insospechados. No. Se trata de caer rendido ante un tipo que ha elevado a la enésima potencia las habituales dosis de gore del cine fantástico y de terror de los años setenta y ochenta a través de -ojo al dato- ¡¡¡una comedia!!! Una comedia que -aunque parezca imposible- consigue sublimar su potencial cómico hasta convertir en ligeros e inofensivos gases intestinales los incontrolables espasmos estomacales que cualquier espíritu delicado experimentaría -a todas luces- con el mayor aquelarre hemoglobínico y visceral de todos los tiempos.

Peazo ocho, pues, para una bizarrada que se ha ganado sobradamente su condición de film de culto y que constata además que -en la mayoría de los casos- la juventud, la insolencia y la falta de medios suelen constituir un caldo de cultivo ideal para que obras como ésta consigan pasar -por méritos propios- a los anales del séptimo arte. Y si no que se lo pregunten a Peter “Anillos” Jackson.
Taylor
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