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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Terror. Intriga. Ciencia ficción En la pequeña y tranquila población de Potters Bluff ocurren una serie de extraños fallecimientos. Los muertos son forasteros, y todos ellos presentan señales de violencia. Dan, el comisario, investiga estos sucesos casi en solitario, ya que el forense, que podría aportar alguna pista sobre el caso, se entrega más a la tarea de reconstruir los cuerpos que a la de buscar las pruebas que el investigador necesita. De los mismos escritores que "Alien". (FILMAFFINITY) [+]
24 de enero de 2009
59 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
En diciembre de 1981 algunos compañeros de clase y un servidor acudimos al desaparecido cine Arenas de Terrassa para ver “Muertos y enterrados”. Por aquellos entonces, con apenas trece años, nuestro criterio cinéfilo era prácticamente nulo. Lo único que nos inducía a consumir cine de terror era ese pueril morbillo por la casquería y las emociones fuertes. Crecimos alimentados a base de extraordinarias películas como “Scanners”, “Posesión Infernal”, “La cosa”, “Aullidos”, “Al final de la escalera”, “Carrie”, “Halloween”, “Viernes 13”, “Pesadilla en Elm Street” y muchas otras que, poco a poco, fueron sublimando nuestro paladar y nos acabaron remitiendo a obras maestras anteriores a nuestra generación. Mejores aún. Me estoy refiriendo a “Psicosis”, “Los pájaros”, “El exorcista”, “La semilla del diablo”, “Suspense”, “La matanza de Texas” o “La noche de los muertos vivientes”.

Dicho esto quisiera aclarar que mi siete refleja, como podéis suponer, el imponderable peso de la nostalgia. Es muy probable que si perteneciera a otra generación y no hubiera visto la peli de Sherman con trece añitos, mi valoración hubiera sido sensiblemente inferior. De hecho, “Muertos y enterrados” evidencia innumerables agujeros en su guión y, puestos a reprochar, algunas de las secuencias que pretenden transmitir miedo resultan, hoy por hoy, excesivamente ingenuas. Aún así, todos esos hándicaps quedan definitivamente condonados si atendemos a una serie de factores que le confieren a esta peli una singular atmósfera. Un magnetismo especial que la distingue de otras cintas de terror más esquemáticas y convencionales. Podríamos mencionar la brumosa fotografía de Steven B. Poster, los efectos especiales de Stan Winston o las inevitables referencias al moderno Prometeo de Shelley pero, a mi entender, el principal baluarte de “Muertos y enterrados” se encuentra en su elaborada dirección. Sherman no renuncia al susto fácil ni al aditamento gore, pero su preocupación fundamental reside en crear un clima de tensión adecuado. Manejando estratégicamente los tiempos. In crescendo. El espectador se convertirá en testigo de excepción de todo cuanto acontece en Potters Bluff pero sólo Dan (James Farentino), el sheriff, marcará la pauta de nuestro propio barómetro emocional. Su inquietud, su angustia, será la nuestra. Solo si somos capaces de digerirla estaremos en condiciones de gozar de uno de los desenlaces más apoteósicos de la historia del género. De los que crean escuela, vaya.
Taylor
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