Películas como “Arma letal”, “Superdetective en Hollywood” o “Tango y Cash” pertenecen ya a la cultura popular del cine como para que, inevitablemente, de vez en cuando, alguien se anime a hacer producciones de ese estilo. No me parece mal. En cierto modo, yo creo que todo el mundo tiene derecho a intentar repetir ese esquema, con algún que otro ajuste al momento y lugares en curso, a ver si le funciona. Esta “Incompatibles”, por ejemplo, reproduce una de mezcla de planteamientos, tramas y estereotipos de películas de los noventa customizados al París actual y con protagonistas de moda: Omar Sy, conocidísimo desde la exitosa “Intocable”, y Laurant Laffite, un habitual del cine francés.

“Incompatibles” está hecha con buena mano y saca partido a la gracia y fama de sus protagonistas, aunque probablemente eso sea algo que solo se aprecie al otro lado de los Pirineos. El histrionismo de uno, la seriedad de otro y la alocada verborrea de los diálogos muy probablemente aseguren carcajadas en Francia aunque se me terminó haciendo un poco de bola a la tercera discusión entre compañeros. Con la acción pasa lo mismo. Esa forma de montar persecuciones y tiroteos con tembleque de cámara y continuos saltos de plano puede resultar trepidante en la dosis adecuada, pero su abuso provoca mareo y hastío. Lo que sí funciona es la siempre complicada mezcla de acción y chistes, porque la producción logra un equilibrado ambiente entre ambos mundos y Omar Sy, cuando no abusa, tiene una peculiar y poco habitual habilidad para conectar con el espectador y que acepte su cambio de registro serio a cómico (y viceversa).

No ofrece nada que no se haya visto, pero se ve con curiosidad. Algo irregular debido a una excesiva dependencia con las particularidades del sentido del humor francés que la hace a ratos entretenida para todo el mundo, a ratos entretenida exclusivamente para los nacidos en Francia y a ratos peñazo para todos.