La primera, que resulta que los espectadores no somos tontos (o que ocasionalmente tenemos momentos de lucidez) y nos tragamos cualquier truño por el hecho de venir avalado por un director famoso. Cito un artículo del periódico 20 minutos sobre Julio Médem que me animó la mañana: "Aún afectado por la fría acogida que tuvo su último filme, 'Caótica Ana', en España, Medem se define como 'un luchador' y asegura que el bajón le duró poco y que, en lugar de encerrarse le dio una 'fiebre creadora'. 'Sí, me enfado con algunas opiniones porque una cosa es criticar la obra y otra meterse conmigo', dice en relación con algunas de las opiniones que se vertieron sobre 'Caótica Ana".

Bueno, en realidad supongo que es una noticia agridulce, porque vale, sí, esta vez hemos le dicho basta al luchador Médem y que somos capaces de llamar truño al truño, pero puede que hayamos despertado a la bestia y que decida desquitarse con una batería de patochadas fruto de eso que él ha dado en llamar benévolamente "fiebre creadora". Estaremos atentos, Julio y no te quitaremos los ojos de encima.

La segunda buena noticia para el cine español es que ha entrado en escena un nuevo personaje, Nacho Vigalondo, capaz de hacer películas sin dramas sociales, reivindicaciones políticas, drogadictos, ancianos en soledad, hijos cuidando a ancianos con alzheimer... sino cine de entretenimiento con un guión creado a base de más esfuerzo que el que requiera poner por escrito cualquier suceso de las noticias.

Hay que ver "Los cronocrímenes" sin dejarse influir por su cutre trailer o su cutre promoción. De hecho, aquí estoy poniéndole un cinco a una película que tenía pensado criticar como "Los cronotruños" o "Los truñocrímenes". Queda por ver qué hubiese pasado si Vigalondo hubiese dispuesto de suficientes recursos como para contratar a un actor de verdad en lugar de tener que reservarse él un papel (el hombre no ha nacido para interpretar, hay que reconocerlo) o para ambientar la película de modo que pareciese seria y no un homenaje a las películas de serie B.

Con todos sus muchos defectos y limitaciones, el valor por hacer una película como ésta, la energía que transmite la película y lo muy trabajado que está uno de los guiones de saltos en el tiempo más sólidos que recuerdos (ojo, he dicho sólidos, no a prueba de paradojas) convierten a "Los cronocrímenes" en una película más que recomendable y nos deja a la espera de ver qué es lo siguiente que hace el señor Vigalondo.

Que curioso, al final va a parecer que soy como un vigilante pendiente de que el luchador Medem no haga truños impúnemente o de si lo de Vigalondo ha sido la suerte del principiante.