Estoy seguro de que académicamente, “Padres por desigual” no se merece el 7 que le he puesto… pero es que para mí tiene mucho mérito el haberme hecho pasar un rato divertido, a ratos muy divertido, sin terminar cayendo en el típico bajón final en el que las comedias se sienten en la obligación de cerrar la historia con un convencional final feliz. De alguna manera, la película echa el telón sin apenas bajar el nivel cómico de la película.

El hilo argumental es básico (padrastro pringado que quiere ganarse el cariño de sus hijos frente a padre enrollado que le boicotea) pero sostiene una considerable cantidad de gags de mucha variedad (tópicos racistas, de género, machistas, escatológicos), calidad e inteligencia, de esos que se maceran a lo largo de varias escenas para explotar en el momento justo.

Will Ferrell, con una inmerecida fama de sosaina, aguanta sobre sus hombros muchos sketches que parecen repetitivos pero a los que dota de diferentes personalidades para que no cansen, Mark Walhberg no necesita actuar para hacer de sí mismo y hasta los niños no desentonan en un reparto que desborda un buen rollo contagioso. Se nota que les hace gracia lo que cuentan y es fácil subirse a su carro.

Se pasa un buen rato. Esperemos que la inevitable secuela no se estrelle o, por lo menos, que no baje demasiado el nivel.