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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Thriller Jack Ryan (Chris Pine) es un veterano de guerra que lleva una doble vida: es un ejecutivo de Wall Street y además trabaja de forma encubierta como analista de la CIA. Cuando descubre un complot meticulosamente planeado para hundir la economía norteamericana y sembrar el caos en todo el mundo, deciden que él es el hombre más adecuado para impedirlo debido a su habilidad para interpretar datos globales. Jack tendrá que viajar a Moscú para ... [+]
28 de septiembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los escritores más influyentes de finales del siglo pasado y comienzos de este fue Tom Clancy, que identificó que la típica novela de espías estaba polarizada entre las astracanadas tipo James Bond (que ahuyentaban al lector medianamente serio) y el lento hiperrealismo de LeCarré (que exigía la paciencia de Job para aceptar la realidad de que «espiar es esperar» y analizar miles de tediosos datos en busca de la aguja en el pajar). Clancy le dio al lector un término medio con tramas globales, que se desarrollaban en varios países, desde varios puntos de vista, que iban de la táctica militar a la estrategia política y con toda clase de acción muy bien documentada y detallada sin escatimar ningún concepto tecnológico. Su gran mérito, además de ser novelas (al menos las primeras) sumamente entretenidas, es que acercó la tecnología militar al lector común. Es verdad que dejó la parte literaria de lado y que algunas novelas eran más guiones de cine en el fondo y en la forma, pero a mi modo de ver, esa falta de complejos le hacía aún más digno de aplauso ya que las novelas terminaban siendo trepidantes.

El hombre murió repentinamente en 2013, tan asquerosamente rico como influyente, presumiendo de contactos en las altas esferas políticas, militares e industriales. Y probablemente fuesen ciertos. Para entonces, sus novelas se había vuelto algo convencionales, buenos que siempre ganaban a los malos, y habían dejado de interesarme, pero siempre le consideraré uno de los grandes autores de mi biblioteca. Dentro de su obra, Jack Rayn sería su trasunto, su alter ego presente en la gran mayoría de sus novelas cuya carrera en la ficción asciende a la vez que ascendía el autor en popularidad. De un simple analista de la CIA en “La caza del submarino ruso” o un anónimo héroe civil en “Juego de patriotas”, va ascendiendo en la jerarquía de los servicios secretos (subdirector de la CIA en “Peligro inminente”) hasta dar el salto a la política como vicepresidente y presidente (tras un atentado parecido al 11-S predicho con bastantes años de antelación en “Deuda de honor”). En sus últimas novelas, Ryan gobernaba EEUU en un segundo plano mientras todo quedaba en casa porque su hijo adquiría protagonismo empezando su carrera en la CIA desarticulando sus primeras células terroristas chispas.

En el cine muchas de las novelas de Ryan han sido adaptadas, casi siempre con éxito, aunque con diversos grados de fidelidad (al personaje y al libro). Quizá le ha faltado continuidad como para asentarse en la iconografía popular con un rostro conocido, ya que gente de primerísima línea como Alec Balwin, Harrison Ford en dos ocasiones y Ben Affleck se han metido en su piel. Esta “Jack Ryan: Operación Sombra” no está basada en ningún libro y da la sensación de ser un intento por crear una saga que luego se abortó ante el advenimiento de las plataformas de streaming y la opción de una serie que terminaría siendo protagonizada por el estomagante John Krasinski. Ambas comparten libertad creativa para crear al personaje de la nada, un respetable presupuesto y una buena factura técnica… y el hecho de no me interesan. En un género que tiende a la bournización, con buenos que no son tan buenos y cometen errores y malos que no son tan malos y no son estúpidos, tanto la serie como esta película muestran a un Ryan listillo y sabelotodo, que anticipa los movimientos enemigos escuchando un fragmento de conversación telefónica y detecta conspiraciones relacionando dos noticias de “El Mundo”. Y que físicamente es un portento de agilidad, fuerza y destreza con las armas.

Pero lo peor es la previsibilidad. Se percibe claramente que es de esas producciones donde EEUU y sus aliados pueden sufrir un cierto golpe inicial que justifique la trama y recurrir a los expertos de la CIA, pero a partir del minuto quince sólo van a morir malvados o algún esporádico inocente que refuerce la necesidad de justicia expeditiva. Naturalmente, una vez que el plan maestro del villano queda al descubierto, no existe la más mínima oportunidad de que tenga ninguna clase de éxito, ni parcial ni mucho menos total. Eso es algo que Clancy sabía manejar muy bien en sus novelas, equilibrando los daños provocados y recibidos por unos y otros o reproduciendo situaciones de ventaja táctica o tecnológica para recrear combates asimétricos en los que pequeñas unidades bien entrenadas causaban grandes daños a enemigos peor preparados. “Jack Ryan: Operación Sombra” no se toma tantas molestias y Ryan neutraliza las amenazas usando sus cojones.

Pero tampoco nos cebemos. Dirigida por el siempre majestuoso Kenneth Branagh, la película tiene una gran fuerza visual, mucho ritmo y la fría elegancia que le caracteriza. Además, la trama es bastante sólida y justifica localizaciones espectaculares por todo el mundo. Una lástima que la acción, tan idealizada como poco realista, no sea tan consistente como la historia. Con un planteamiento más equilibrado y menos previsible, hubiese sido una gran película. Con todo, mejor que la serie. Chris Pine hubiese podido ser un gran Jack Ryan.
OsitoF
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