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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Aventuras. Drama En 1947, el explorador noruego Thor Heyerdahl cruzó el Pacífico en una balsa de madera para demostrar que los indígenas de Sudamérica anteriores a Colón también podían haberlo cruzado para instalarse en la Polinesia. Thor, con un equipo de cinco hombres, recorrió en 101 días 8.000 kilómetros en una travesía épica durante la cual hubo de enfrentarse a tormentas, tiburones e incluso al hambre. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida recreación de la hazaña del aventurero Thor Heyerdahl que se empeñó en demostrar que culturas precolombinas de la costa pacífica de Sudamérica pudieron haber poblado o ser parte de la población de la Polinesia tras haber viajado miles de kilómetros en rudimentarias barcazas superando traicioneras corrientes y demoledoras tormentas (por no hablar de la fuerza interior para superar la angustia de un viaje de meses hacia a lo desconocido sin ver otra cosa más que agua por todas partes. El noruego (¿de dónde si no iba a ser?) era consciente de que la única manera de demostrar el movimiento era andando, por lo que echó mano de toda su sangre vikinga para construir una barcucha con materiales y diseños de la época, convencer a unos marinos igual de noruegos que él para acompañarle y hacerse a la mar con apenas unos cuantos artefactos de navegación y comunicación (no esenciales y que no influyeron en la hazaña).

“Kon-Tiki” da lo que promete: contar una historia real dramatizando una epopeya de modo riguroso pero ameno. Siempre es más entretenido disfrutar de la historia viendo a los personajes interactuar entre sí con normalidad, en formato cine, como si fuésemos parte de la tripulación, que leyendo un libro de 500 páginas o viendo un documental con sus actores de cartón piedra que mueven los labios para hacer como que dialogan entre ellos sin que nunca les lleguemos a escuchar, sólo oyendo a la voz en off que hace la narración y con entrevistas anticlimáticas que cortan y enfrían la historia.

Consciente de que su punto fuerte es la leyenda en sí, la presenta sin colorantes ni conservantes, porque sólo con los incidentes propios de una navegación de esas proporciones es suficiente para tener al espectador atrapado durante toda la película. Como es habitual e inexplicable, los típicos problemas con el viento, con la geolocalización, con las luchas interiores, con la comida, con la estructura del barco o con las corrientes hipnotizan a gente como yo que considera cosa de brujería que cosas de madera tan aparentemente frágiles puedan desplazarse tan ágilmente por el agua. Y tiene la inteligencia y habilidad de petenciarlo con una fotografía que aprovecha las tremendas posibilidades del océano para mostrar su inmensidad y lo insignificantes que somos (poniendo más en valor aún la hazaña), la belleza de las noches estrelladas, y la majestuosidad de las tormentas.

Pocas veces se encuentran películas como “Kon-tiki” que nos hablen de héroes reales y que integren tan perfectamente la aventura con el rigor, el entretenimiento con el realismo, la cultura con la diversión. Así que no perdamos la oportunidad de aprovecharla para disfrutar.
OsitoF
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