Confusa historia de un chino con cara de lelo (y mirada de dragón, según unos, ojos de rata en mi opinión) que parece querer contarnos cómo el chaval pasa de ser el comehostias de una prisión, presuntamente acusado de un delito que no cometió, a ser el bondadoso capo mafioso de un barrio marginal tras un intensísimo aprendizaje de dos escenas a cuenta de Jean Claude Van Damme. Efectivamente, es todo tan complejamente ridículo como suena y, además, con el ambicioso planteamiento de contarlo todo en menos de hora y media, por lo que si encima dedicamos el 80% de la película a reyertas (hablar de peleas es excesivo) y tiroteos, es imposible meter tanta intensidad en el 20% restante sin que parezca que la película está dejada a la improvisación.

A pesar de que no hay ni cuatro momentos argumentalmente interesantes (cómo acabó el chino en prisión, como acabó Van Damme en prisión, cómo acaba con las bandas del barrio y cómo se enfrenta a la policía corrupta) la absolta falta de criterio en la dirección, un guión superficial, un ritmo lentorro-cansino, un montaje chanante y una edición que empasta las escenas aleatoriamente, convierten una historia más simple que una piedra en un cuadro de Pollock. Al principio pensé que el hecho de desordenar las escenas era la manera que tenía el director para dar sentido a la película y dejar su huella… pero lo descarté porque para eso el resultado tendría que haber sido una secuencia lógica y las tramas se tendrían que cerrar en algún momento y no es el caso. Cronológicamente la historia es un despropósito en el que es imposible saber a ciencia cierta si el chino es inocente o culpable, si Van Damme mató a su hijo o a la metáfora de su hijo, qué coño pintan la mitad de los personajes y por qué el chico empieza su carrera delictiva. Tampoco queda claro si lo de la mirada del dragón se puede considerar un guiño a la mirada del tigre de Rocky o un asqueroso plagio, que cada cual decida.

Absoluta pérdida de tiempo. Las peleas son el típico “venid todos contra mí que os voy a poner finos” y están bastante amañadas, con mucho cachas reclutado en gimnasio de barrio que solo saben recibir candela. Van Damme solo dice un par de frases de autoayuda barata que es mejor no analizar en profundidad (“No ataques a las armas, ataca al hombre armado”; “si peleas como un perro, te pegarán como a un perro, pero si pelease como un hombre, te pegarán como a un hombre” y algo de no dar de comer a los tigres después de medianoche) . Recuerdo que cuando yo era pequeño sus aperturas de piernas y patadas voladoras eran sumamente útiles en las peleas, pero ahora…. ¿De qué me sirve que me hostien como a un hombre o como a un perro? ¿Qué más me da? Si ataco al hombre armado, ¿no me pegará un tiro? ¿lo de la medianoche no eran los Gremlins?

Peliculaca infame, de esas cutreces baratas rodadas en fábricas abandonadas de exteriores rumanas. Nivel de truño: ¿Ojos de dragón?, noooo: OJETES de dragón. PD: Van Damme, no pasa nada, te sigo queriendo. Vuelve cuando quieras.