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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Comedia Donny Berger (Adam Sandler) es un padre que pretende controlar la inminente boda de su hijo Todd (Andy Samberg), y para ello se muda a vivir con él y su novia Jamie (Leighton Meester). (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2015
19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se mueven cuidadosamente en la frontera entre la gamberrada y el mal gusto, mezclando equilibradamente chistes/sketches cerdos con gags más suaves, y películas tan profundamente escatológicas que ven esa frontera muy, muy a lo lejos… casi un punto más que una línea. Esta “Desmadre de Padre” es una de ellas, tan desatadamente obscena y tan despojada de cualquier clase de tapujo, que hasta se ve con cierto agrado. Puede que reconozcas que la has visto, jamás reconocerás que te has reído y mucho menos que te ha gustado... pero ¿a que una vez empezada cuesta dejar de verla?

Todos sabemos que a Adam Sandler el mal gusto le viene de serie, lo lleva grabado a fuego en el ADN. Si pudiésemos conectar su enfermo cerebro a un proyector veríamos animales cagando, carreras de gordos sudorosos en bici, monos follando, niños humillando al gafitas de la clase, gente descojonada viendo peleas de vagabundos y toda clase de porno asqueroso. Como es imposible contener tamaña cantidad de mierda en la cabeza, desde que Sandler es estrella y sus películas giran total y absolutamente en torno a su egocéntrica figura, todas sus obras han ido conteniendo dosis de su mente calenturienta (una humillación a su compañero gordo por aquí, un cuesco con regalo por allá….) en mayor o menor medida a modo de válvula de escape. Creo que no hay ni tres películas de Adam Sandler medianamente aceptadas por la crítica… y la última de ellas fue “Spanglish” hace más de diez años, la última vez que se ciñó a un papel decente sin ser él mismo. De un tiempo a esta parte su obra ha sido crucificada por la crítica y abandonada por un público harto de ver siempre lo mismo y que no paga una entrada para ver chistes malos culminados por un tartazo, cine presuntamente familiar con ramalazos escatológicos o parodias de baja estofa.

Pero hete aquí que el público sí puede pagar la entrada (o por lo menos ver la película en casa sin cambiar de canal) si no se le engaña y lo que le ofrecen es algo coherente, sin artificios, aunque sea toda la inmundicia que brota de la imaginación de Sandler. Pero como toda esa inmundicia sale sin censura ni tapujos, sin colorantes ni edulcorantes, se puede ver con cierto interés. Al fin y al cabo, se trata de una reproducción audivisual de su cerebro sin más estructura que lo mínimo que exigen los cánones cinematográficos para entrar en la categoría de ‘película’ y no de ‘empaste de videos caseros’, por lo que no supone ningún esfuerzo mental, tan solo dejarse llevar a un universo paralelo en el que Sandler y sus colegas son los putos amos y no paran de reírse y de humillar a lo que se les ponga por delante, incluso a sí mismos, en una orgía de chabacanería, de chonerío y de grosería. Hay que reconocerle a Sandler el “mérito” de que actores de verdad como Susan Sarandon, Leighton Meisteer, Eva Amurri o James Caan, le elijan a él para las típicas películas gamberras en las que todo actor se siente obligado a participar al menos una vez en la vida. También tiene cierto “mérito” la ocurrencia de recuperar a artistas olvidados como Vanilla Ice para participar en sketches bochornosos.

Sigo sin tener claro si considerar este “Desmadre de padre” como una película en sentido literal del término, pero hay veces que la mente humana necesita saturarse de guarradas para resetearse y Adam Sandler nos da lo que necesitamos sin dobleces, sin falsedades, orgulloso de lo que hace y con la cabeza muy alta. Hay que valorarlo… pero preparaos para poner a prueba vuestro sentido del pudor.
OsitoF
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