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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Terror Alan de Malestroit hace encerrar a su hermano, que había desposado a la mujer que él deseaba y que murió al dar a luz. Mientras tanto, educa a su sobrina Blanche, ocultándole la existencia de su padre. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estajanovista de la Universal durante poco más de una década, la carrera de Joseph Pevney se extinguió prácticamente en 1961 con Portrait of a Mobster, una biografía del gangster Dutch Schultz que no he tenido ocasión de ver, pasando a engrosar a partir de ese momento la nómina de los realizadores relegados a la televisión, donde continuó trabajando hasta 1985. Especialista en serie B, dirigió alguna cinta meritoria, como Zafarrancho de combate, Atraco sin huellas, El rastro del asesino o la entretenida La legión del desierto. Si no me equivoco, The Strange Door es su única incursión en el género de terror, y mejor así. Pero debería ser más justo: no es que el hombre dirija mal, es que el guión no hay por donde cogerlo, la parejita romántica es insufrible, y el presupuesto ridículo. Supuestamente basada en un relato del gran R.L. Stevenson, la trama sigue las fechorías del perverso Alain de Malestroit, entocinado en amargar la vida de su sobrina Blanche porque la madre de ésta eligió a su hermano como marido en lugar de a él. No es de extrañar. La película se adscribe a lo que podríamos llamar el terror góitico, o sea, castillos siniestros, pasadizos secretos, sicarios malvadísimos, sombras y niebla. Si por algo vale la pena ver The Strange Door es Charles Laughton. Qué bien se lo pasó el hombre, una interpretación de serie A en la que emplea todos los trucos del oficio y se regodea desde el principio hasta el final. No hay que perderse ni un gesto, ni una expresión de este histrión magnífico, capaz de hechizar a la cámara (y al espectador) con cada uno de sus parlamentos. A su lado, el pobre Karloff queda eclipsado, en uno de tantos papeles trabajados a base de arquear mucho las cejas y poner los ojos en blanco.
La programación es doble: The Strange Door viene acompañada en el mismo disco de The Black Castle, de Nathan Juran, otro vehículo para Karloff también inédito en España. No sé si podré aguantar hasta esta noche...
Eduardo
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