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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Drama El centurión Cayo Marcellus es enviado a controlar al gobernador Poncio Pilatos, enfrentado a los rebeldes sublevados en Judea. Viajes, batallas, un encuentro con María Magdalena y la crucifixión de Cristo. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Género de "romanos", subgénero bíblico, apartado Jesús el Crucificado. Esto nos depara La espada y la cruz, un péplum del especialista Bragaglia que nos repite por enésima vez la historia más grande jamás contada, esta vez siguiendo los pasos de María Magdalena, una hetaira de mucho cuidado amancebada con el judío Anan, un hipócrita de manual. Cortejada por el centurión Caio Marcello (Jorge Mistral en plan chulesco), nuestra mítica ramera ve la luz por fin y sigue los pasos del Mesías, abandonando sus vicios y malos hábitos. Lástima. Yvonne De Carlo contaba ya 36 años, y sus días de gloria estaban quedando atrás, pero quien tuvo retuvo, y todavía fascinan sus ojos luminosos, así como sus turgencias anteriores y posteriores. Ya se había bregado en estos materiales interpretando a Séfora en Los diez mandamientos, la esposa de Moisés Heston. Bragaglia filma con elegancia, mueve las masas con menos torpeza que otros contemporáneos, y aporta decorados humildes, pero que dan el pego (olvidemos las típicas coreografías de señoritas algo destapadas que amenizan las fiestas de Anan, en plan las Alegres Chicas de Colsada). Entre los secundarios descubrimos a Rossana Podestà, antes Helena de Troya, y al inefable Mario Girotti, más conocido como Terence Hill. Es Lázaro, el resucitado, y nadie habría dado un chavo por él en aquella época. En conjunto, distrae y no aburre demasiado, pero nos sabemos de memoria el final y la hemos visto cien veces. Para recalcitrantes del cine bíblico.
Eduardo
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