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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
3
Intriga. Drama Un hombre perseguido por la justicia americana se refugia en Cabo Blanco. Hasta allí llega un barco dedicado a la investigación científica, al frente del cual está un antiguo nazi que se ocupa de misteriosas actividades. (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2019
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante años la rechifla de crítica y público, por intentar aproximarse siquiera a la mítica Casablanca. Referencias no faltan: un ambiente exótico, un hombre con un pasado que regenta un bar, en lugar de pianista una jukebox en la que suenan clásicos como Nat "King" Cole, una mujer misteriosa, un teniente de policía corrupto, unos nazis...Todo ello servido en un guión cuyas deficiencias son gigantescas, y se van tornando más y más hilarantes a medida que avanza la narración. El misterio reside en por qué se llegó a rodar semejante pestiño. Y la cantidad de talento desaprovechado... La banda sonora es de, agarraos, Jerry Goldsmith, una bonita partitura sinfónica con aires latinos que debió escribir mientras dormitaba. Dirige J. Lee Thompson, un autor interesante pese a su horrenda última etapa. Autor de unos pequeños noirs en sus comienzos, entre los que destaca La bahía del tigre, logró un blockbuster monumental con la legendaria Los cañones de Navarone, empalmó con El cabo del terror y... se dedicó a la holganza, filmando lujosas producciones cada vez menos atractivas. Destelló de nuevo con un western singular, El oro de McKenna, y como ya he anticipado acabó sus días filmando secuelas de Death Wish para Charles Bronson. Protagonista de Caboblanco, por supuesto. Digamos que está granítico y rocoso, y se ve que está pensando más en el millón de dólares que cobró que en su interpretación. A su lado, Jason Robards le roba la cartera y hasta los calzoncillos. Como aporte de qualité aparece Dominique Sanda, hermosa mujer que no dirigió bien su carrera. Nuestro amado Fernando Rey se lo pasa en grande como poli corrupto, y además mete mano con entusiasmo a unas cuantas señoras de tetas erguidas y abundante felpudo (desnudos gratuitos, por eso de complacer a todo el mundo). Gilbert Roland asoma la jeta como medico borrachín, y la preciosa Camilla Sparv lidia con un papel imposible. Por suerte, la cochambrosa copia emitida por 8tv no llega a la hora y media, y se puede ver sin apurarse demasiado. Un desastre.
Eduardo
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