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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Western El cuatrero Clint Stewart sale de la cárcel con la condición de ayudar a los Rangers de Arizona a capturar a los miembros de su banda. Una bailarina les avisará del lugar donde se encuentran y Stewart fingirá que quiere reunirse con ellos... (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo repetiré una vez más: Audie Murphy fue el-soldado-más-condecorado-de-la-Segunda-Guerra-Mundial. Al volver a la patria, Hollywood le acogió en sus brazos y, pese a la cara de pánfilo, hizo de él una estrella. Tras unos pequeños papeles, decidieron que el western era su hogar ideal, y fue encadenando uno tras otro, casi todos de mediana calidad, si bien fueron empeorando con el paso del tiempo.
El renegado de Arizona pertenece a la última etapa del actor, antes de que muriera en un accidente de aviación a la temprana edad de 46 años. La dirigió William Witney, el típico todoterreno que filmaba lo que le echaran, sobre todo westerns. Su filmografía consta de 142 títulos, entre cine y televisión, de modo que oficio no le faltaba. La trillada historia de Arizona Raiders cuenta las andanzas de dos miembros de la banda de Quantrell que deciden reconvertirse en rangers de Texas, temática más vista que el TBO. Hacía tiempo que intentaban hacer de Murphy alguien más duro, como hicieron estupendamente con Dick Powell, que de nenito melifluo y empalagoso se transformó de la noche a la mañana en Philip Marlowe, para luego encadenar una serie de noirs a cual mejor. Pero Murphy no cuajó, le faltaba algo y no lo encontraron nunca.
En honor de Witney cabe decir que la cámara se mueve con agilidad, planifica bien las escenas, hay grúas y travellings elegantes, se aprovechan con eficacia y sentido estético los hermosos paisajes donde transcurre la acción, la música de Richard Lasalle es convenientemente épica, y el cuadro de secundarios arropa con seguridad y robustez a Murphy. No sería yo si no revelara a mis hermanos erotómanos la presencia en el reparto de la sin par Gloria Talbott, reina del cruzado mágico (si entráis en Google imágenes comprenderéis de inmediato a qué me refiero), capaz de romper los jerseys más resistentes con sus apreciables volúmenes. Minimito erótico de la época, interpreta el improbable papel de india, debido a sus rasgos exóticos, y consigue que le rasguen la blusa en una escena, sin exhibir otra cosa que una bonita espalda. Con ella como paratiempo, la película es pasable y hasta entretenida. Un regalo de las mañanas de la 2.
Eduardo
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