Fernando Cerchio fue un director italiano especializado en cine de aventuras: brioso, energético, poco dado a sofisticaciones, directo al grano. El escuadrón de la muerte es su único western, un spaghetti "de indios", para entendernos. Hay un toque original en el detalle de que una partida de dragones franceses se extravía al otro lado de la frontera con México, y va a parar al fuerte Sharpe, regentado como una dictadura bananera por el coronel Lenox (un abotargado y alcoholizado, pero todavía poderoso, Broderick Crawford, durante su penoso periplo por Europa). Acosados por los indios, se reúne un pintoresco abanico humano dentro del recinto, en el que no falta la mujer de turbio pasado (una preciosa Elisa Montés, a la que la cámara de Emilio Foriscot mima y acaricia), el marido que la abandonó, y algunos violadores tipo la Manada. De hecho, las dos escenas más poderosas son el intento de estupro nocturno y el asesinato de la muchacha india a manos de los militares sudistas atrincherados en el fuerte.
Los aficionados podrán ver sin excesivos problemas El escuadrón de la muerte. Es decente, no insulta al espectador, está bien rodada y los diálogos no son tan estúpidos como en otras cintas del género. . A ver si descubrís a José Sancho...