Que consiste, como es bien sabido, en caer en las garras de la femme fatale de turno y acabar entre rejas o en la funeraria. El pobre Charles McGraw, que va de duro por la vida, pierde hasta el último papel en cuanto ve a Joan Dixon (yo también los habría perdido; menuda muñeca). A partir de ahí, se hunde en el lodazal, se enreda con gente malísima, porque la muñeca necesita un estilo de vida que los trabajos honrados no deparan, y arruina su vida. Demasiado tarde, la muñeca cae en la cuenta de que es capaz de vivir con el sueldo pobre-pero-honrado del detective, pero las ruedas del destino giran ya hacia el amargo final. Sólido thriller del desconocido Harold Daniels, hermano menor de Perdición y tantas otras, cuenta con la participación del especialista McGraw y una serie de secundarios de los que tal vez desconozcamos el nombre pero no la cara. Apresurada en algún tramo, por aquello de la economía de medios, pero bien llevada y con diálogos como ráfagas de metralleta. Para amantes del género.