La isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, más cerca de Francia que de Inglaterra, ostenta el dudoso honor, junto con las otras islas cercanas, de haber sido el único territorio británico que cayó en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1940 a 1945. La isla, hoy paraíso fiscal, donde se concede la nacionalidad a los que presentan el patrimonio más elevado (seis por año, si no recuerdo mal de mi visita al lugar), se convirtió en un gigantesco campo de concentración, donde centenares de prisioneros esperaban su destino definitivo, nunca mejor dicho, a otro centro de reclusión y exterminio. La historia, basada en hechos reales, según parece, gira en torno a una mujer ya madura que pierde a su hijo en combate y lo sustituye por un prisionero ruso que se refugia en su casa. No quiero hacer spoiler, pero la cantidad de estupideces y torpezas que comete la desdichada sellarán su destino. Pese a su pulcritud británica, la película es muy poquita cosa y propende al espectador a detestar a la protagonista, al ruso y a la madre que los trujo a todos. Ni siquiera puedo suscribir aquello de "lujoso telefilm de sobremesa" porque ni es lujosa, ni entretiene, ni se entiende que haya podido rodarse. En España, sin ir más lejos, ni se estrenó. Ha sido una cortesía de M+, que bien habría podido ahorrarse. Nada a destacar en los apartados de interpretación, fotografía o música. Para los amantes de Gerald Durrell, recordar que fue aquí donde el escritor y zoólogo fundó su famoso zoo y residió durante largos años. En suma, una película a olvidar.
P.S.: Querido/a odiador/a, ya tienes nueva carnaza para estampar tu desdén por mis criticas. Es demasiado obvio tu actuación ponzoñosa, cuando rechazas críticas de películas que no has visto ni verás jamás en tu sucia y miserable vida. Por mí, puedes seguir pserseverando. Yo también lo haré.