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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Ciencia ficción. Thriller. Intriga. Drama Cinco estudiantes de medicina deciden experimentar en sí mismos lo que se esconde más allá de la muerte. Para ello provocan la paralización del corazón y del cerebro de cada uno de ellos hasta que los monitores que indican las constantes vitales muestran una línea horizontal. En ese instante proceden a la reanimación del cuerpo. Tras el éxito de la primera experiencia, deciden permanecer cada vez más tiempo en ese estado. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una suerte de retrato generacional muy interesante en esta película, que si bien no llega a nada importante, es curioso que se haya abordado de esta manera.
Estatuas cristianas, hospitales de moribundos y espacios ruinosos cercan a los jóvenes e impulsivos protagonistas, casi atrapándolos dentro de su decadencia, conscientes ellos mismos de que poco pueden hacer para escapar de ella.

'Línea Mortal' presenta entonces una oportunidad para que esos ingenuos estudiantes de medicina logren sobresalir de su limitado futuro, una a la que se agarran con tenacidad por muy ardiendo que esté el clavo.
Nelson y sus compañeros disponen lo que en principio es sólo una travesura aprovechando sus conocimientos científicos, para al final darse cuenta de que están más cerca de hacer Historia que otra cosa: han saltado la barrera de la muerte, y han logrado volver de ella.
Las implicaciones, los posibles usos y la universalidad de lo que experimentan les ciega, pero pronto empiezan a aparecer los primeros celos y los piques de autoestima, tan inevitables como la poca importancia conque se toman el proceso.

Para ellos, parar el corazón y volver a la vida es la última droga de diseño, algo que sin duda estimula su curiosidad científica, pero es más atractivo cuando despliega todo su potencial de disfrute arriesgado sin visibles consecuencias.
Por primera vez, estos jóvenes abrumados por expectativas se ven al mando, sin hojas de ruta o zapatos más grandes que llenar, explorando una frontera que nadie podrá decirles cómo es ni cómo moldear.
Las sensaciones de absoluta libertad en sus visiones más allá de la muerte son el contraste perfecto contra ese edificio en el que las experimentan, todo ruinas y antiguos murales, donde se describe un sentido tradicional del "después de la muerte" que ellos están desafiando a cada línea plana.

Aunque pronto se hace notar la raíz siniestra del asunto: poco a poco sus visiones van saliendo de las muertes inducidas, infestando la realidad de quienes las experimentaban, a menudo dejando notar presencias malignas que se niegan a descansar.
El retrato generacional lucha entonces con el efectismo barato, diluyendo un poco su interés, pero algo queda en el conflicto de una juventud que, sin aceptar sus errores, se lanza a la primera oportunidad de probar su valía; quizá por un sentimiento de inferioridad que siempre nos han dicho que se debe restringir, en aras de competir por cualquier cosa, hasta por la muerte.

Al final, tampoco queda mal la mezcla: entre tradiciones y exigentes manuales médicos, un puñado de chicos aprenden que a veces es necesario hacer una pausa para aceptar los propios errores, aunque haya tenido que producirse por paro cardíaco.
Tal vez no sea tanto un importante descubrimiento científico como una sencilla redención personal: eso que tantas veces acabamos aplazando porque importa más jugársela a ser el mejor.
Charles
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