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España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Ciencia ficción. Fantástico El capitán Jean-Luc Picard y el resto de la tripulación de la Enterprise vuelven al espacio en una misión diplomática cuyo objeto es firmar la paz con los romulanos. Pero al llegar al planeta alienígena, la tripulación se encuentra con una amenaza que podría llevar a la destrucción de la Tierra. Picard se enfrenta a su adversario más peligroso hasta la fecha, un sorprendente justiciero personal. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da algo de pena pensar que esta fue una despedida.
'La Nueva Generación' merecía más, irse con una celebración de su grandeza, y no apenas un petardo.
Pero así son las conclusiones: pocas veces se elige cuándo será la última vez.

'Star Trek: Némesis' tiene el simple problema de que aburre a las piedras.
En un esforzado intento de adaptarse a los tiempos, la franquicia adoptó la peor ruta posible: olvidarse del optimismo, del idealismo, y del amiguismo, puestos a desechar todos los -ismos.
Tal vez podría haber funcionado con una trepidante aventura (y aún así), pero jamás con una intriga de salón donde sus personajes hablan y hablan frente a mesas de cena, sobre temas supuestamente trascendentes que nunca llegan a tener su adaptación en imágenes.

El contexto es el siguiente: un clon de Jean-Luc Picard llamado Shinzon ha vuelto del pasado para demostrar a su "progenitor" que podría haber sido más efectivo y poderoso, de haberse criado con los Romulanos.
Esto, que sobre el papel es buena excusa para hablar de lo mucho que nos hemos condicionado o conformado, queda lejos de ser el juego mental que buscan sus responsables, y pasa a ser la turra de un niñato malcriado, con un Tom Hardy que mastica escena como nadie pero impone más bien poco.
Es Patrick Stewart quien da la cara aquí, salvando diálogos eternos con su mera reacción, contemplando la foto de un jovenzuelo que ahora le traiciona.

Afortunadamente, seguimos contando con Data, ese extraño y entrañable corazón de la saga.
El hallazgo de un androide clónico llamado B-4 espeja el dilema de su capitán, solo que desde otra óptica: allá donde los calvorotas se entretienen midiéndose la hombría, Data no deja de asombrarse de que su hermano, aún perteneciendo a otro sistema, ha encontrado el camino a su mentalidad pacífica y altruista.
Ahí tendrá que estar la redención de esta despedida; en el convencimiento de que, no importa lo que hayamos vivido, siempre sobrevive nuestra mejor esencia.

Es algo parecido lo que le sucede a esta secuela, donde todo se ve rancio y aburrido, pero la tripulación del Enterprise-E sigue dando lecciones de honor y sacrificio desde una amistad verdadera.
Nunca pensé que Data cantando fuera el perfecto broche a una esperanza, de que nada cambiará entre Picard y los suyos.

Pero tampoco pensé despedirme de ellos, alguna vez.
Charles
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