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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Animación. Thriller. Acción Bruce Wayne hace más de diez años que abandonó la capa de murciélago atormentado por la muerte de Robín. La ciudad de Gotham esta hundida en la decadencia y la anarquía. Ahora, cuando su ciudad más lo necesita, El Regreso del Caballero Oscuro es un resplandor de gloria. Apoyado por Carrie Kelly, una adolescente que asumirá el puesto de Robin, el murciélago sale nuevamente a la calle para poner fin a la amenaza de pandillas mutantes que ... [+]
23 de agosto de 2016
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Hay una escena en esta adaptación animada que no aparece en su contrapartida comiquera: Bruce Wayne llevando al límite su coche de carreras, dibujando una figura muy conocida en sus bandazos, sin miedo a morir y casi con ganas de hacerlo.
Es un momento pequeño pero poderoso, que deja clara la alargada sombra del murciélago en el alma de la cáscara humana que habita, como si la mera existencia de una identidad civil fuera una ofensa a la cruzada que hace años se prometió.
Bruce Wayne es la anomalía, y nunca podrá detener a Batman surgiendo de entre todos sus poros.

'El Regreso del Caballero Oscuro: Parte 1' es la historia de una ciudad sin esperanza.
Una sociedad embargada por cadenas de televisión locales que hablan sin freno, en chorreo constante, de las atrocidades que se comenten en las calles, y acto seguido programan el entretenimiento de las cinco. No hay ley, no hay orden y tampoco respeto.
Para Batman, sin embargo, lo que no hay es miedo: esa sensación que hacía temer a los criminales, y que presagiaba tormenta para ellos manteniendo a salvo la integridad de una ciudad propensa al crimen. Será él quién deba desenterrar el miedo, una vez más, de dónde lo sacó, pues es lo único que no le ha abandonado a lo largo de estos años.

Frank Miller concibió un Batman de nuevo poderoso, primario, aterrador, y para eso tuvo que acrecentar las sombras de Gotham, arrastrando al cruzado enmascarado en su camino.
Se repite la sensación de que este retorno no es tanto por acallar un llamado de conciencia como un orden natural: el hombre murciélago debe volar entre tejados y callejones, inspirando el miedo a aquellos que creen dominarlo, porque cualquier otra situación sería certificar la inutilidad del millonario Wayne, o del hombre corriente.
Como tal, esta primera parte está basada en la confirmación de corrupción de su ciudad y en la posibilidad de cambio futuro, sin dejar de hacer notar que la batalla no está tanto en las calles como en los corazones de los oprimidos, acorralados en su temor por los rastreros maleantes llamados Los Mutantes (excepto vibrantes excepciones como Carrie Kelley, la nueva Robin).

La confirmación de corrupción vendrá por parte de Harey Dent, el antiguo fiscal de distrito, figura adorada por todos, que tras años de terapia consigue salir del Asilo Arkham para buscar la redención de sus pecados.
Lo que antes eran Dos Caras horrorosas ahora es una sola, y daría la sensación de que el problema acaba ahí, pero nada más lejos de la realidad: la vileza anida en el hombre ya podrido, privándolo de la honradez primigenia, solo para dejar un bonito cadáver andante de lo que antes era una persona.
Dent hace mucho que murió, pero nadie lo sabe, porque los años le han restado facha repulsiva, no maldad inherente: esa sigue ahí, por una vez tomando el control completo. Perfecta metáfora de una ciudad que es todo buenas intenciones de alcalde, pero podrido corazón de pandilla criminal por lo bajo.

El líder de los Mutantes causa la peor herida a Batman, la que está causada por el desgaste de los años, pero él nunca llevaría orejas puntiagudas si el espíritu se dañara con tanta facilidad.
Su desafío al líder es una prueba de resistencia para ver si la edad no ha hecho mella en él, pero también la búsqueda una revelación propia, basada en el hecho de que el criminal todavía puede sentir miedo cuando cree tenerlo todo controlado, a base de puños e inteligencia. Y el elemento necesario para eso, desgraciadamente para ellos, es algo que la Batcueva siempre ha mantenido guardado.
Morando en sus oscuridades, vigilando al viejo Wayne mientras llegaba el momento, sabiendo que su liberación llegaría. Es el miedo infantil que llama de nuevo, y da las fuerzas a un viejo cansado para impulsar un motor de cambio.

Esta primera parte acaba con ese motor rugiendo en las calles, mientras las pinturas de guerra cambian el discurso de una juventud seguidora del único hombre que ha marcado el camino a seguir.
Pero los problemas no parecen haberse terminado, según permite averiguar una conocida sonrisa tenebrosa bajo un pelo verdoso.
Charles
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