Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Diez años después de que un maremoto destruyera el colegio de primaria de un pueblo con todos los niños en su interior, un joven decide levantar una misteriosa estructura con los restos del colegio dando lugar al resurgimiento de recuerdos y viejas pasiones. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota la mano de Terrence Malick en esta producción.
Probablemente él haya sido la inspiración tras los miles de planos, entre oníricos y realistas, que pintan el cuadro de un pequeño pueblecito costero, de esos por los que no parece que pasa el tiempo. Los atardeceres, las nubes en el cielo, cada gota de lluvia y cada soplido de viento entre las tejas reciben la justa atención como orquesta de una melodía que solo se puede escuchar cuando la mar está en calma.

Ese espacio, casi paradisíaco, contrasta con el sentir de sus habitantes, callados y apenas visibles, criaturas escondidas entre las derruidas casas, disminuidos poco a poco por los jóvenes que marchan a la ciudad en busca de un futuro mejor.
¿Qué podría haber mejor que ese lugar?
Cualquier cosa en realidad, porque aquello es una tumba viviente: hace tiempo, un maremoto se llevó por delante la única escuela que había, y con ella todos los niños que allí estudiaban, instaurando de tal manera el dolor entre los vecinos que concluyeron no tener ningún hijo más.
Lo que era una acogedora localidad se transformó en una especie de pueblo de los malditos, que se han negado a si mismos el sufrimiento, y con él todas las demás emociones.

Leo no puede ser más ajeno a ello, todavía tiene una vida entera por delante, pero sufre sus consecuencias, en una madre callada y una amada ausente.
Irse parece el camino obvio para él, sencillo, fácil.
Pero la fe obra de maneras insospechadas: una serie de acontecimientos extraños le recordarán que, de algún modo, su sitio sigue estando en el pueblo.
Luchando por lo que quiere. Creyendo en lo que no había creído.

Algo que 'The Vessel' captura muy bien es la incertidumbre de la fe: ni el padre Douglas, el sacerdote del pueblo, ni Leo son los iluminados, ni los demás son los locos o desviados.
El padre solo tiene una fe escrita para sostenerse, de la que desearía experimentar algo, mientras que Leo ha experimentado pero nunca ha creído tanto como para pensar que lo que le ha pasado es especial.
Así, se acaba estableciendo un diálogo duro, sincero y difícil entre los dos, intentando salvar el alma de un pueblo que nunca ha querido ser salvado.
La posibilidad de huir, de olvidar, planea constantemente sobre Leo, desilusionado por una madre que nunca le ha brindado amor, rendido ante un objeto de deseo que nunca parece más distante que cuando comparte intimidades con ella lavándose en la fuente (cuando está vulnerable, sensualmente mojada y dolorosamente bella).

Por un momento, parece que el pueblo va abandonar con él.
Demasiado dolor, demasiado silencio desde un cielo que parece divertirse con su confusión.
Es entonces cuando aparece el verdadero sentido de la fe, de cualquier fe: la comunidad dentro de ella.
Leo intentaba vivir, el padre Douglas mostrar, el pueblo creer, y solo cuando unen esas imperfecciones es cuando empieza a asomar algo en lo que merece la pena volcarse.

Menciona el padre Douglas que los actos de fe son fortuitos: si los niños no hubieran estado en la escuela aquel día, todo el mundo habría dicho que era un milagro.
Y después, Leo habla de las gotas de lluvia, solitarias y aisladas, que van a parar a un mismo mar donde más tarde se sienten comprendidas y unidas.
Son los accidentes, los milagros, los sufrimientos los que en principio unen dichas gotas: pero es la fe en algo mejor lo que las acaba manteniendo unidas.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow