Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico César y sus monos son forzados a encarar un conflicto mortal contra un ejército de humanos liderado por un brutal coronel. Después de sufrir pérdidas enormes, César lucha con sus instintos más oscuros en una búsqueda por vengar a su especie. Cuando finalmente se encuentren, Cesar y el Coronel protagonizarán una batalla que pondrá en juego el futuro de ambas especies y el del mismo planeta. Tercera película de la nueva saga de 'El ... [+]
13 de julio de 2017
46 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un jarro de agua fría me han tirado.
Supongo que ya creía saber lo que iba a ver, estaba dispuesto a una guerra, a los Simios alzándose victoriosos y a César reclamando su lugar en la Historia.
Pero, como solo las mejores sagas son capaces de hacer, me han contado una historia completamente nueva, aprovechando un contexto y unos personajes conocidos.

'La Guerra del Planeta de los Simios' tiene lugar en un mundo desolado, privado de toda bondad.
El intento de convivencia fracasó, el paso de los años ha recrudecido los ideales y las voluntades, y ahora solo queda una abierta hostilidad entre especies dominantes.
El peligro nos alcanza desde la primera escena, al ver un batallón de soldados camuflados en plena naturaleza, marcando el tempo inquietante y mortal del resto de la película.

César, envejecido y maduro, sigue sin poder evitar tener fe, aunque no hacia los humanos, sino hacia su familia de simios, que se ha mantenido fuerte en la unidad a lo largo de los años.
Probablemente esa sea la maldición de las voluntades irrompibles y poderosas: lo son porque se permiten ser débiles al velar por el bien común, mientras aparentan ser fuertes de cara a sus admiradores. Un plano subjetivo desde los ojos de César abruma por la devoción de sus seguidores, y no hace falta decir nada más al respecto.
Él sabe, al contrario que sus voluntariosos soldados, que la resistencia no durará mucho, y deben huir a territorios más clementes.
Los humanos no se detendrán ante nada por exterminar a todos los simios, y eso es algo que César tiene claro porque hemos visto los actos que le han llevado a ser un líder resolutivo e implacable: sucede el clásico "si miras el abismo, el abismo te devuelve la mirada"; tan fácil de enunciar en tiempos de paz como inevitable de cumplir en épocas más oscuras.

Pero le queda una última misión para acabar con todo de una vez, casi de resonancias bíblicas, en el corazón de las tinieblas que representa la base del Coronel McCullough.
El viaje no deja de ser una triste contemplación de todo lo que pudo ser y no fue: un helado paisaje devuelve a César fantasmas de su propio liderazgo, al comprobar que se ha convertido en otro ser (humano, simio, que más da) incapaz de tolerar la debilidad, consumido por un objetivo que en su cabeza se hace tan lógico como demente suena en boca de otros.
No hay descanso contra esa decepción, y probablemente no nos damos cuenta de lo congeladas que están las emociones de todos hasta que un primer acto de bondad recuerda una belleza largo tiempo olvidada (un temible gorila poniendo una flor en el pelo de una niña, precioso momento).

Tanto la humanidad como los simios han llegado por fin a un entendimiento común, aunque solo sea porque ambos bandos han perdido todo lo que era bueno y se han hundido en el rencor de soportar todo lo malo.
El Coronel McCullough habla de evitar que solo quede un planeta de simios, y en sus palabras no hay rastro alguno de razón, solo rabia ciega contra una madre naturaleza que ha resuelto abandonarnos.
Y el mismo Coronel sabe, al contrario que sus voluntariosos soldados, que la resistencia no durará mucho, y que deben protegerse contra posibles enemigos... Matt Reeves confía en que veamos la historia repetirse, y en que nos demos cuenta de que todas las intenciones, las buenas y las mejores, han acabado sepultadas por violencia y desesperada supervivencia.

Por eso este episodio de la historia de César es tan importante, y hay que agradecer que hayan sabido tomárselo así: porque el icono toma conciencia de quién es, y acaba anteponiendo el futuro de su especie a los propios fantasmas que siguen susurrando sus errores y debilidades.
Esta nunca fue solo su historia, sino la de una sociedad que se fundó en valores justos y nobles, creciéndose ante la esclavitud de unos amos que, cuanto más buscaban diferenciarse, más se parecían a ellos.
Algo que era responsabilidad de César recordar, y que sólo su inquebrantable fuerza de voluntad podía mantener.

Seguirá quedando la sensación de que en este planeta carecemos de la generosidad de compartir, que valoramos más la fuerza bruta y la posesión, e incluso sabemos que, millones de años más tarde, los simios caerán en esa misma trampa de la naturaleza.
Pero, por más que un breve momento, el ejemplo de César sirve para recordarnos que la posibilidad de salir del invierno está ahí, y que hasta los mejores sentimientos pueden sobrevivir al avance de la evolución.

Un triunfo genético que engrandece el legado de este pálido punto azul, sean quiénes sean los que lo hereden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow