A rebufo de los movimientos contraculturales de finales de los años sesenta Roger Corman tuvo la valentía de combinar todos los elementos que se le ocurrieron (a él y a su guionista, George Armitage) para presentar una película cuyo título corto "Gas-s-s-s" (con tres eses extras) es tan loco como el título largo. Como suele ser habitual, esta vez a la brevedad de la película hay que añadirle el componente legendario de siempre en el cine de Corman, presupuesto ajustado y escaso tiempo de rodaje. Por lo visto, no acabó de gustar en su época y en mi opinión llega a nosotros apenas con el aliciente de ver una más de Corman y comprobar con qué se atrevió esta vez. El contexto histórico es muy importante para entender una película así, por qué se hizo, y explica mucho de una época que queda cada vez más atrás. Pero que nadie se engañe, la película pese a ser una parodia está lejos de ser divertida y aunque tiene cierto interés más bien es un engendro aburrido.

Como curiosidad es un diez, más que eso, la idea original de presentar un mundo sin humanos mayores de 25 años me parece un planteamiento de futuro postapocalíptico extraordinario. Pero de toda esa curiosidad inicial no se puede vivir, y por haber hay de todo, es un festival surrealista repleto de melenudos, un mundo en el que la no violencia y la paz intentan imponerse sin el uso de la fuerza y hasta una chica a la que van a violar exige orden a sus violadores. El humor nunca fue universal.

De Corman siempre me gustó su buena voluntad, muchas buenas ideas como ver a los Hell Angels intentando poner orden y apostando por el antiguo poder, los chicos de bien del campus de football abanderando la violencia y el saqueo y un incomprensible Edgar Allan Poe motorizado apostillando lo sucedido y narrando los acontecimientos. Hay de todo, para aplaudir y para llorar, pero aunque no sea una obra maestra merece ser vista. Corman era (es) un valiente, y de todo lo que aquí se puede ver me quedo con la bienintencionada fiesta final de hermandad. Eso sí, mandan los hippies, los jóvenes ... y el surrealismo a lomos del humor negro.