Parece ser que cuando Budd firmaba como Oscar tenía más experiencia como documentalista que como director de historias de ficción, venía de obtener un reconocimiento insólito en el mundo del toreo en México y sus reconocidos trabajos con Randolph Scott (empujado por Wayne) estaban por llegar. Es decir, conocemos a Boetticher por sus pelis del oeste y por llamarse Budd, pero cualquiera, sea quien sea, antes de llegar a un lugar reconocible, tiene que transitar por otros espacios.

"Behind Locked Doors" funciona de forma innegable, es una película que se ajusta tanto a lo que es el cine negro de serie B que si picásemos en el google esta misma búsqueda debería aparecer como ejemplo absoluto. Dura poco más de una hora, es casi una eyaculación precoz comparándolo con las casi innegociables dos horas del cine actual, pero es un derroche de virtudes. No sólo la historia funciona, los actores son un lujo (especialmente los malos) y la inquietud que se crea en el ambiente dentro del sanatorio se recrea de forma impecable.

Sea como sea, si alguien llega aquí es por curiosear en la filmografía de un director que queda demostrado que era un currante del cine y que tiraba para adelante con cualquier proyecto fueran las que fueran las circunstancias del presupuesto.