Siempre es buena idea adentrarse en el mundo de Mizoguchi a través de cualquiera de sus películas, que raramente decepcionan y de las que siempre hay cosas buenas con las que quedarse. Muchas décadas antes que por fin el feminismo sea lo que es ahora, diría que unas cuantas generaciones antes, Mizoguchi ya era un abanderado de la causa justa y ponía como protagonistas de forma continua a la mujer japonesa dedicada al oficio particular de ser una geisha. Hay mucha diferencia respecto a la sencilla y llana prostitución, en todo caso las dos hermanas se dedican a ser lo que son, geishas, aunque no les guste, aunque clamen al cielo por la realidad que les tocó vivir.

El director japonés también se adelanta unos cuantos años antes al movimiento neorrealista italiano, nada menos que en su segunda película sonora. No duda en meternos en ese barrio marginal en el que el dinero lo mueve todo, incluso entre las dos hermanas las diferencias en la visión que tienen cada una del vil metal traerá discusiones. "Las hermans de Gion" no es una obra maestra ni falta que hace, se trata de una mirada casi única a un mundo que ya no existe entre nosotros, que ya quedó extinto, y sólo por eso merece la pena. Los tira y afloja entre ellas, los roces con los clientes y los vecinos crean una historia que vista hoy es excepcional porque ya no existe, sólo podemos ir a esos barrios de la mano de directores como Mizoguchi.

Es fascinante pensar que aquella era una realidad contemporánea.

Hay mucha humanidad, mucho drama también... Pero en pocas películas tan breves y mínimas cabe tanta humanidad...